Aroma clásico
Ni que decir tiene que este episodio de la historia perpetrado por la Iglesia católica es absolutamente desgarrador. Lo cierto es que extraeríamos un buen puñado de asuntos escabrosos e ignominiosos por parte de una institución que, día tras día, se contradice con las enseñanzas de Jesucristo. Si la doble moral suele instalarse en aquellos que ostentan el poder, es más impactante cuando anida en las mentes que propugnan la bonhomía y el bien incondicional.
El tema que se aborda en este filme no es, ni mucho menos, baladí. Se trata del caso de Edgardo Mortara, un niño judío de seis años, que fue secuestrado en 1858 en Bolonia por orden de las autoridades papales bajo el gobierno del papa Pío IX. La razón principal era que había sido bautizado en secreto por una sirvienta cristiana cuando era un bebé, ya que se creía que estaba a punto de morir. Según el derecho canónico de la época, un niño de pañales bautizado no podía ser criado por padres no cristianos. Esto llevó a la Iglesia católica a justificar su "rescate espiritual", separándolo de su familia para ser educado como cristiano.
El argumento es, ya de por sí, bastante interesante porque, como espectadores, además de ser partícipes de la injusticia del rapto, hace que empaticemos con el sufrimiento de los padres. Ahora bien, la película, aparte de denunciar a este hecho (que fue un escándalo internacional y muy criticado por parte de círculos liberales y judíos de Europa) pone de manifiesto el fanatismo religioso y de la manipulación de la jerarquía eclesiástica (es impactan la transformación del niño al hacerse adulto). Lo peor de todo ya no es sólo el menosprecio a la libertad religiosa, sino también el hecho de vulnerar los derechos humanos y tomarse la licencia de robar a un niño, destrozar a una familia y obviar las consecuencias emocionales que podía ocasionar.
Adentrándose en su contenido, cabe remarcar que Bellochio, muy didácticamente, refleja de forma brillante los acontecimientos de su época histórica con una fascinante escenografía y puesta en escena. Además, sus imágenes —tan armoniosamente construidas y narradas— nos evocan a aquellas obras de antaño que te introducían en la pantalla, por eso, cada secuencia desprende un inconfundible aroma clásico que te atrapa desde el primer instante. Todos estos elementos, junto con los diálogos, interpretaciones y una música (magnífico Fabio Massimo Capogrosso) que actúa como un elemento descriptivo más, conforman una película importante que, para mí, a pesar de haber sido seleccionada para la Palma de oro en Cannes, ha sido la gran olvidada de 2023.
RAPITO. 2023. Italia. Color. 134 Min.
Dirección: Marco Bellochio
Intérpretes: Fabrizio Gifuni, Filippo Timi, Barbara Ronchi, Fausto Russo Alesi, Corrado Invernizzi, Alessandro Fiorucci, Paolo Pierobon, Enea Sala, Leonardo Maltese, Andrea Gherpelli
Guion: Marco Bellocchio, Susanna Nicchiarelli, Edoardo Albinati, Daniela Ceselli
Música: Fabio Massimo Capogrosso
Fotografía: Francesco Di Giacomo
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