domingo, 5 de julio de 2020

(3) CASI 40, de David Trueba (2018)

 
Diálogos profundos
Una gira musical —guitarra al hombro—por pequeños locales y librerías, un amigo de la infancia y una furgoneta con rótulos de un negocio de productos cosméticos ecológicos. Esos son los mimbres con los que se configura esta austera e interesante road movie de David Trueba. En ella, a través gestos y miradas —donde el espectador infiere lo que se esconde detrás de los personajes— y de unos diálogos dotados de una intensa profundidad, los sentimientos y emociones —tanto los que se exponen como los que se ocultan— se revelan para dar cuenta de la intrahistoria de los dos protagonistas (Tristán y Lucía), cuyas vidas permanecen entrelazadas desde su niñez.
Ambos se encuentran en el tránsito de la juventud hacia madurez donde se genera un viaje iniciático, un reencuentro donde confluyen sus miedos, sus deseos, su situación pasada y presente. Cada uno tiene su vida más o menos conformada. Ella, más estable (casada y con hijos), él, sin embargo, desorientado, va dando tumbos de aquí para allá. Y, sin quererlo, nos convertimos en reflejo de Tristán e intentamos comprender el porqué de su silencio ante lo que siente por ella.
La obra —con ingeniosos apuntes cómicos en las conversaciones— nos muestra un tono nostálgico y melancólico trufado de recuerdos y situaciones de un pasado que ya no podemos cambiar, indicándonos la importancia de subirse a aquellos trenes de los que nunca queremos (o quisimos) desprendernos.

CASI 40. 2018. España. Color. 87 Min. 
Dirección: David Trueba
Intérpretes: Lucía Jimenez, Fernando Ramallo, Carolina África, Vito Sanz.
Guion: David Trueba
Fotografía: Julio César Tortuero

Críticas de David Trueba:
Si me borrara el viento lo que yo canto (2019)

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