domingo, 19 de julio de 2020

(3) LOS INÚTILES, de Federico Fellini (1953)

  Traicionando a Epicuro
Cuando el hedonismo se pone en práctica por alguien no cualificado es un hecho que conlleva, irremediablemente, daños colaterales. Esta búsqueda del placer suele tener un efecto terapéutico para la persona, pues habitualmente conduce a una ausencia de aflicción. Sin embargo, puede que tal inexistencia para la psique —especialmente si se carece de empatía— se convierta en dolor para los demás. 
Fellini traslada esta conocida y constante exploración, por parte del ser humano, a una pandilla de jóvenes veinteañeros de la Italia de los años 50, la mayoría de los cuales intentan vivir del sacrificio de sus familiares o amigos. Vacíos de contenido y de expectativas, solo tienen en su mente pasar el rato sin hacer nada, montar juergas y ver la vida deambular delante de sus narices, sin ser conscientes de su finitud ni de su significado. 
No faltan las distintas personalidades que conforman los grupos, esto es; el líder, el espabilado, el introvertido, el irreverente (Alberto)… Un continuo —que va del rasgo más egoísta (Fausto) al más desprendido (Moraldo)— ubicado en una sociedad paternalista donde a la mujer es un simple objeto que es utilizada para puro divertimento sexual (concurso de mises, la instrumentalización de Sandra, flirteos en el cine…). En definitiva, seres humanos que aportan muy poco a la sociedad; una inutilidad manifiesta —extrapolable a la actualidad— que tiene enfrente a su generación anterior: sus padres. Dichos progenitores acaban avergonzados —después de tantos años de lucha (posguerra, condiciones de vida, trabajo...)— de la conducta inane de sus descendientes. 
La escena desesperada de la búsqueda de Sandra y el bebé muestra la metamorfosis de Fausto. Con cuerpo de hombre y mente de niño es consciente de su vacuidad al cerciorarse de las consecuencias catastróficas que puede tener su comportamiento. Conducta ésta que le abre las puertas a su redención final (secuencia que desentona un poco, dicho sea de paso). 
Los inútiles, a pesar de su apariencia banal y festiva, es un retrato duro y profundo que ofrece un atisbo de esperanza en la escena del tren. En ella se observa como aparecen dos generaciones. Una, la del joven Moraldo; arrepentido, intenta huir de la opresión claustrofóbica de su ciudad habitual y, otra; la del niño que intenta labrarse su futuro trabajando, capta con su mirada el mensaje subrepticio que le emite Moraldo: “huye y escapa de la inutilidad”.

I VITELLONI. 1953. Italia. Blanco y Negro. 101 Min. 
Dirección: Federico Fellini
Intérpretes: Alberto Sordi, Franco Fabrizi, Franco Interlenghi, Leopoldo Trieste, Leonora Ruffo, Lida Baarova  
Guión: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Ennio Flaiano
Música: Nino Rota
Fotografía: Otello Martelli
 

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