jueves, 19 de octubre de 2023

(2) 8½ (OCHO Y MEDIO), de Federico Fellini (1963)

Bloqueo creativo y personal
Podríamos decir que, hasta esta película que nos atañe, Las Noches de Cabiria (1957) fue la última obra del realizador italiano donde su narración fílmica tenía un desarrollo más o menos convencional (dicho esto, sin perjuicio de sus elementos innovadores llevados a cabo en sus previos trabajos). Es a partir de La Dolce Vita (1960) cuando introduce unas estructuras —tanto técnicas (encuadres, escenografía, movimientos de cámara, etc.) como en el planteamiento de la trama (aspectos oníricos y surreales, distribución de la escena, lenguaje cinematográfico, etc.) — que rompen con los esquemas corrientes y habituales tanto del cine en general como en el suyo particular. 
Si en La Dolce Vita trataba sobre las peripecias de un periodista desorientado en el mundo de la farándula, ahora, en 8½ se adentra en las preocupaciones y obsesiones de un director de cine que está atravesando un bloqueo en su proceso creativo. Sus problemas, sin embargo, no pertenecen solamente al ámbito artístico y laboral, sino que también se trasladan a la relación con su pareja. Así, Guido Anselmi, de cuarenta y tres años se estanca en su nuevo film, aparentemente embastado, aunque en realidad, la parafernalia montada (actores, escenarios, etc.) no es más que un fiel reflejo de su estado de ánimo y de su vida personal: alguien que se siente vacío y no encuentra ningún resquicio de luz en su atormentada existencia actual. 
Todas estas cavilaciones y manías tienen un punto psicoanalítico que Fellini muestra a través de los recuerdos de su protagonista: su infancia, sus padres, el colegio, la relación poco afectiva con la figura paterna… Tal como apunta esta teoría, todos aquellos sucesos que nos ocurren en nuestra infancia marcan nuestro desarrollo posterior. Guido es un producto de sus acontecimientos y sus circunstancias, algo que la obra lo remarca durante la totalidad del metraje. 
Sus pensamientos son expuestos al espectador de una manera catártica ya sea a través de metáforas, ensoñaciones, simbolismos y de alternancias entre lo ficticio y lo real. De este modo, se suceden una gran cantidad de situaciones que hace referencia y muestran las preocupaciones, miedos y obsesiones del personaje principal. 
Fellini, pinta un fresco surreal, circense, cabaretero, extravagante y grotesco que deja al espectador sumido en la desesperación de Guido, su protagonista. En consecuencia, el público asistente se identifica, comprende y asimila las dificultades que experimentamos los seres humanos ante una crisis personal de este calibre. 
8½ es una película interesante en todos los aspectos anteriormente comentados (de hecho, ha tenido una gran influencia en el cine posterior y hay muchos ejemplos de films que la tienen como referente), si bien —para un servidor, autor de esta crítica— le resultó un poco cargante (a ratos, tediosa) a causa de tantos pensamientos sacudidos por el martirio y el sufrimiento, tantas continuas apariciones de personajes y tantas elucubraciones intelectuales.

8½ (OTTO E MEZZO). 1963. Italia. Blanco y Negro. 140 Min. 
Dirección: Federico Fellini
Intérpretes: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo, Rossella Falk, Barbara Steele, Madeleine LeBeau, Caterina Boratto, Eddra Gale, Guido Alberti, Jean Rougeul  
Guion: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Ennio Flaiano, Brunello Rondi 
Música: Nino Rota
Fotografía: Gianni Di Venanzo

Críticas de Fellini (clicar en este mismo enlace para leer las críticas)

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