sábado, 25 de enero de 2025

(3) UN SILENCIO, de Joachim Lafosse (2024)

Realidad espinosa
Me ha costado adentrarme en esta película, especialmente en su primera media hora. Al principio, el guion es demasiado confuso porque habla de asuntos que todavía desconoces y, de alguna manera, te pierdes en el desorden de nombres y situaciones. Sin embargo, posteriormente, te sientes atrapado por él como si fueran las garras de un gigante.
Así es. Con una trama profundamente psicológica, cada personaje tiene motivaciones y comportamientos condicionados por los abusos sexuales de François Schaar, un reputado abogado que, a pesar de tener una vida aparentemente exitosa, es miembro de una familia disfuncional debido a todo el daño que ha causado y al silencio impuesto a su esposa.
En la película se observa la contradicción y la hipocresía (el padre lleva un caso en el que defiende a víctimas de la pederastia), la cobardía y la connivencia (la madre ocultando el crimen de su marido), el miedo arrastrado por los años y la valentía al rebelarse contra su progenitor (sus hijos, Pierre y Carol), y el desconcierto vivido por el hijo adoptivo con problemas de adaptación social.
Para otorgarle un matiz objetivo a la historia, la cámara tiene un comportamiento tímido; está como distante durante todo el metraje. Muchos aspectos ocurren fuera de campo (de hecho, ni siquiera vemos a Pierre). Aunque este recurso fílmico dificulta que el espectador conecte, creo que es un gran acierto, porque luego, como un rompecabezas, el director resuelve las situaciones de manera muy hábil.
En conclusión, una obra de denuncia, valiente, que sin subterfugios toma riesgos para mostrar una realidad espinosa e incómoda en la sociedad actual. Interesante.

UN SILENCE. 2024. Bélgica. Color. 113 Min.
Dirección: Joachim Lafosse
Intérpretes Daniel Auteuil, Emmanuelle Devos, Matthieu Galoux, Jeanne Cherhal, Louise Chevillotte
Guion: Joachim Lafosse, Chloé Duponchelle, Paul Ismael
Música:  Ólafur Arnalds
Fotografía: Jean-François Hensgens

sábado, 18 de enero de 2025

(3) MIDNIGHT COWBOY, de John Schlesinger (1969)

Sueños frustrados
Nuestros sueños —sean los que sean— tienen un objetivo claro y contundente: alcanzar la felicidad o, al menos, tratar de rozarla con la punta de los dedos. Poco importan nuestras circunstancias o los designios que la providencia (si se admite la acepción religiosa) nos haya proporcionado; lo importante es resolver la situación de manera brillante.
Sería injusto categorizar o jerarquizar los sueños: ningún sueño es mejor que otro. En este caso, todos conllevan el mismo nivel de satisfacción, si se culminan, claro. Otra cosa diferente sería la frustración generada cuando nuestras esperanzas se extravían por el camino.
Esta introducción tiene toda la intención de señalar a nuestros protagonistas. Dos personajes marginales que tratan de cumplir sus sueños, chapuceros si queremos, pero sueños, al fin y al cabo. Con un halo quijotesco, el gigoló traumatizado y el estafador de andar por casa se refugian en la amistad, una férrea amistad que marca el ritmo de la historia, siendo, además, el valor —en medio de tanto desperdicio social y emocional— que sobresale en la película.
La narración es, por momentos, totalmente innovadora, utilizando elementos lisérgicos en los constantes flashbacks (la infancia de John Buck). No debemos olvidar tampoco la fantástica interpretación y la mítica canción —Everybody’s Talking, de Harry Nilson— que acompaña a la obra. Gratos resultados fílmicos que contrastan con los sueños frustrados de John Buck y Rico Rizzo, ambos antihéroes, pero valerosos —especialmente— en la amistad.

MIDNIGHT COWBOY. 1969. Estados Unidos. Color. 113 Min.
Dirección: John Schlesinger
IntérpretesDustin Hoffman, Jon Voight, Sylvia Miles, John McGiver, Brenda Vaccaro, Barnard Hughes, Ruth White, Jennifer Salt, Gilman Rankin, Bob Balaban, Georgann Johnson, George Eppersen
Guion: Waldo Salt. Novela: James Leo Herlihy
Música: John Barry. Canción: Harry Nilsson
Fotografía: Adam Holender

(4) LEJOS DEL CIELO, de Todd Haynes (2002)

De negros y maricones
Lo sé. Impacta leer el titular de esta crítica. Primero, porque no se sabe de qué trata, y segundo, porque, dado el uso y el tono popular de la frase, resulta un poco repugnante. Debo confesar, sin embargo, que este encabezado es intencionado. Como autor, quiero despertar la conciencia del lector hacia colectivos que, debido a su marginalidad, han sido vilipendiados a lo largo de la historia. Además, también tengo el propósito de jugar con el lenguaje. De hecho, en la película no se pronuncian ninguna de las dos palabras; al contrario, sus connotaciones dan miedo a la gente y, para evitarlas, se emplean expresiones como "de color" (para la comunidad negra) o "suave" o "uno de esos" (para referirse a los gais). Pero, claro, estamos en los años cincuenta en los Estados Unidos, donde impera el racismo y la intolerancia sexual, un lugar difícil para aquellos que tienen una raza u orientación sexual distinta a la mayoría. Lamentablemente, aunque se ha avanzado mucho, todavía hoy se suelen emplear estos términos de forma despectiva.
Far from Heaven —título poético y revelador— es una historia de prisiones invisibles con tres personas que viven cautivas en sus respectivas burbujas. El marido; en la de una orientación sexual que debe ocultar día tras día, la esposa; en la de un ama de casa atrapada en las directrices de la familia burguesa americana, y, finalmente, el jardinero; en la de su condición de afroamericano en una sociedad profundamente xenófoba y excluyente
La obra se centra en la figura de Cathy Whitaker. Abnegada esposa, ama de casa, un modelo de bonhomía que, como una esclava del siglo XX, vive encerrada en los cánones sociales del contexto de la época: "sé una buena esposa", "cuida de tus hijos", "tráele las zapatillas a tu marido cuando llegue del trabajo", "sal de vez en cuando a tomar café con tus amigas, pero no te permitas el lujo de sentir, liberarte o vibrar". Es imposible no apreciar su calidad humana: altruista, empática y contraria a las desigualdades sociales. Sin embargo, no encuentra sinergia ni reciprocidad alguna con su marido, un hombre común dentro del marco de la sociedad norteamericana de aquella época: principal sustento económico de la familia, moderado y juicioso. Un estandarte del "sueño americano", en definitiva.
Esa forma de vida tan arraigada a mediados del siglo pasado comenzó a cuestionarse gracias a los movimientos sociales de los años sesenta y setenta. No obstante, todo ese mundo idílico se tambalea cuando Cathy descubre la doble vida de su marido. Conversión sexual incluida, la pareja intenta reconducir la situación, pero, como dice el refrán: “la cabra siempre tira al monte”, y la crisis matrimonial se infla como un suflé hasta explotar. Frank Whitaker, el marido, es un analfabeto emocional, distante, que no muestra ni un ápice de afecto hacia su mujer ni hacia sus hijos. Al salir a la luz su vida paralela, ambos intentan disimular una situación irreversible que, finalmente, se deshace por completo. Podríamos decir que los dos son víctimas de una sociedad opresora, pero sería injusto obviar aspectos de la personalidad que podrían mejorar las condiciones desfavorables en las se encuentran.
Sin embargo, todavía hay un tercero en discordia. Es el jardinero, Raymond Deagan, un personaje crucial en la trama donde, dentro de esa vorágine de crueldad, se crea una hermosa historia de amor inconfesable entre la señora Whitaker y él. La conexión emocional entre ambos se percibe en el ambiente. A veces no hace falta que digan nada; bastan los gestos, las miradas, las conversaciones o el simple hecho de pasártelo bien (reír) con la otra persona. Desafortunadamente, todo se desmorona por estar en un mundo que impone barreras a las emociones.
Esta cinta es, a la vez, muy profunda y muy sencilla. La profundidad viene porque explora el machismo, la intolerancia, el racismo y la exclusión social. Porque se encarga de romper esquemas y de brindar a nuestra existencia el simple hecho de vivir y disfrutar. Porque muestra como ejemplo una sociedad antihumana, constreñida, que lo cataloga todo y que está marcada por normas absurdas. Una cultura que ha dejado una huella residual en las nuevas generaciones. Por otro lado, la sencillez proviene de un guion que engancha desde el principio y de unas imágenes que muestran los suburbios de la clase media americana, con paisajes uniformes que formaban parte de una comunidad aparentemente idílica. Es como transportarte desde la ingenuidad hasta la empatía, para ponerte en el lugar del otro y reflexionar sobre la opresión de un par de almas que solo buscan socializar y amar.
El resultado de todo es un bellísimo melodrama acompañado por una estupenda banda sonora de Elmer Bernstein. Y sí, no merece el titular que encabeza este artículo, pero de alguna manera quería simbolizar el despropósito de la intransigencia que daña y pudre este mundo. Porque, al fin y al cabo, no se trata de negros y maricones. Se trata solo de personas humanas.

FAR FROM HEAVEN. 2002. Estados Unidos. Color. 107 Min.
Dirección: Todd Haynes
IntérpretesJulianne Moore, Dennis Quaid, Dennis Haysbert, Patricia Clarkson, Viola Davis, James Rebhorn, Celia Weston, Michael Gaston, Bette Henritze, Ryan Ward, Lindsay Andretta
Guion: Todd Haynes
Música: Elmer Bernstein
Fotografía: Edward Lachman

miércoles, 15 de enero de 2025

(3) VOLVERÉIS, de Jonás Trueba (2024)

Fiesta de separación
Hacer una fiesta para la separación de una pareja puede, como ocurre en esta película, parecer una excentricidad. Pero no lo es. ¿Por qué habría de serlo? Normalmente, todo aquello que se sale de la norma social lo vemos como una "fricada", como una rareza propia de aquellos que solo se preocupan de llamar la atención con el fin de aparentar ser más interesantes. Sin embargo, son maneras distintas de ver las cosas y de darles, así, un enfoque más natural. Esto es, precisamente, lo que hace Jonas Trueba con este nuevo film: una especie de experimentación bergmaniana, truffautiana y woodyniana que, gracias a su saber hacer y al de sus guionistas —entre los que se encuentran pareja de actores protagonistas— le otorga un encanto especial.
Las reflexiones sobre la pareja, los diálogos culturales sobre cine o filosofía (muy relevante y apropiada la aparición de Fernando Trueba, padre del director) y las situaciones con gente cercana a ambos conforman diálogos sugerentes e ingeniosos. Además, la obra cuenta con una puesta en escena desenfadada e informal que la hace más cercana al espectador. No faltan las constantes del director, su cine introspectivo que apunta al alma y sus notas al margen de los dictados de la industria. De ahí su guiño a Truffaut con su recurso de "cine dentro del cine", colocando a los personajes en la película de los personajes principales. 
Al final, el grupo granadino toca en la fiesta y "volveréis", el mantra escuchado hasta la saciedad, parece cumplirse, y esta cinta nos deja con la sensación de haber sido partícipes de un buen trabajo que aúna comedia, drama y vida con tintes cinéfilos.

VOLVERÉIS. 2024. España. Color. 114 Min.
Dirección: Jonás Trueba
IntérpretesItsaso Arana, Vito Sanz, Fernando Trueba, Andrés Gertrúdix, Jon Viar, Ana Risueño, Francesco Carril, Isabelle Stoffel, Sigfrid Monleón
GuionJonás Trueba, Itsaso Arana, Vito Sanz
Música: Iman Amar, Ana Valladares, Guillermo Briales
Fotografía: Santiago Racaj

martes, 7 de enero de 2025

(3) EL LIMPIABOTAS, de Vittorio de Sica (1946)

Prisiones para niños
En la Roma de la posguerra existía una dura realidad social caracterizada por la miseria y el desempleo. Los derechos de los niños eran casi inexistentes y, además, aunque la pediatría ya existía como disciplina, su aplicación práctica era muy limitada. Parece ser que tampoco había una regulación sobre la protección a la infancia y la adolescencia. Al final, desde un punto de vista delictivo, equiparar la adultez con la infancia (en la película los jóvenes están encerrados y hacinados en prisiones como si fueran adultos) es un gran error que conlleva consecuencias peligrosas para el desarrollo de cualquier persona en las primeras etapas de su vida.
Vittorio De Sica lo refleja en su cámara a través de un ambiente hosco y sombrío donde la corrupción —que era el denominador común— daba pie a que se abusara de los más desfavorecidos (el engaño de Panza hacia los niños). De hecho, la atmósfera inicial ya era injusta para el segmento de población más vulnerable y sin recursos. Si a eso le sumamos la dejadez por parte de las instituciones, la vida se convertía en un camino de obstáculos.
El Limpiabotas habla de la inocencia perdida, de la lucha por la supervivencia en un contexto social hostil. Es, además, una historia de amistad en la infancia (Giuseppe y Pasquale) con un final trágico y una denuncia a un régimen que obviaba a la parte más importante de una sociedad, como lo era la infancia.

SCIUSCIÀ. 1946. Italia. Color. 93 Min.
Dirección: Vittorio de Sica
IntérpretesFranco Interlenghi, Rinaldo Smordoni, Annielo Mele, Bruno Ortenzi, Cesare Giulio Viola, Emilio Cigoli
Guion: Sergio Amidei, Adolfo Franci, Cesare Zavattini, Cesare Giulio Viola
Música: Alessandro Cicognini
Fotografía: Anchise Brizzi