lunes, 15 de julio de 2024

(4) 20 DÍAS EN MARIÚPOL, de Mstyslav Chernov (2023)

La guerra en casa
Al comenzar la invasión rusa, un grupo de periodistas ucranianos que están atrapados en la ciudad sitiada de Mariúpol decide quedarse (todos los demás reporteros ya se habían ido) para continuar trabajando y documentar las atrocidades que se cometen contra la población civil.
He aquí, tres frases que aparecen en el documental y que nos ayudan a comprender la mezquindad y la crueldad que se respiran en cada imagen:
Una de las primeras frases de Chernov ya es desgarradora: "Las guerras no comienzan con explosiones. Comienzan con el silencio." Es el Día 1, el punto de arranque de este documental que nos transportará hacia las puertas del infierno. La cámara se pasea. Ves a gente normal: madres con niños pequeños y ancianos que están sorprendidos por la incertidumbre y por el miedo. Ves refugios antiaéreos con bebés. Todo reconocible, pero ensuciado por el horror. Es entonces cuando el espectador empatiza con las víctimas y se percata de como la injusticia se apodera de unas personas inocentes.
"Duele, duele ver esto, pero tiene que doler", comenta la voz en off. Y es verdad: todo es incómodo y difícil de asimilar, pero es imprescindible verlo para darnos cuenta de la realidad. Una cosa es escuchar las noticias y otra, como esta, que te lleven la guerra a casa, en primera línea.
Por último, en otra secuencia un médico comenta, después de mostrar un sótano con bebés muertos: "Al final te acostumbras a todo esto, pero por la noche no puedes dormir". Si a un espectador normal ya le costaría dormir viendo esas imágenes en la pantalla, ya podemos imaginar cómo puede afectar a quien está cada día en el lugar del desastre.
El documental está fragmentado en veinte días y, a través de la voz en off, nos va contando el inicio del conflicto y la evolución de la guerra en Mariúpol. Con una excelente narrativa, el metraje nos acerca a lo más cruento de la confrontación. Imágenes espeluznantes que hacen reflexionar y preguntarnos hasta dónde puede llegar el ser humano. Y es muy difícil no llorar, ni indignarse... La rabia que tienes por dentro se transforma en una voz interior: "No puede ser que un interés político esté por encima de la vida humana. No se puede tolerar que esto lo justifiquen las razones que llevan a tomar el control de un punto geoestratégico. No, no y no. Después de ver este documental, no. Después de ver morir a un niño de cuatro años, de ver morir a un adolescente que jugaba al fútbol, de ver a su padre llorarlo, de ver fosas comunes de bebés, no."
20 días en Mariúpol es un documental conmovedor y estremecedor que cuenta las historias de la guerra y da visibilidad y nombre a las personas víctimas de una barbarie. De visión obligatoria.

20 DAYS IN MARIUPOL. 2023. Ucrania. Color. 95 Min.
Dirección: Mstyslav Chernov
Guion: Mstyslav Chernov
Música: Jordan Dykstra
Fotografía: Mstyslav Chernov

domingo, 7 de julio de 2024

(3) STALKER, de Andrei Tarkovsky (1979)

    
  Sentido y motivo
Lo que más destaca de la cinematografía de Tarkovski es su análisis pormenorizado de las emociones humanas. Su manera de considerar y evaluar nuestra psique es —a la par de excepcional— peculiar, porque ningún otro director de cine examina con tanta profundidad nuestras complejidades interiores. En una secuencia de la película, el escritor le espeta con tono irónico al científico: ¡Un aparato que investiga las almas humanas! ¡Un “almametro”! Pues bien, esta imaginaria herramienta la podríamos extrapolar a la cámara y al ojo observador del director soviético
La Zona —una especie de Ítaca, un paraíso lleno de peligros— funciona en el film como un mero pretexto, como una justificación para que el trío protagonista busque el sentido de la existencia. El onírico paisaje es el oráculo sobrenatural, la esperanza que les marca el camino para alcanzar a cualquier meta que se asemeje a la felicidad. 
El escritor y el científico son seres desesperados —como todos los que acuden a La Zona— en un mundo post-apocalíptico. Su pesimismo existencial les ha carcomido el alma y necesitan de un orden supraterrenal que les saque del pozo de pensamiento negativo en el que están sumidos.  Ambos son intelectuales con puntos de vista contrapuestos y con profundas y substanciales conversaciones (genial la que hace referencia al desenmascaramiento de la verdad por parte del oficio de físico y de escritor). Stalker es su guía, el único que les puede llevar al lugar donde podrán redimirse o morir. Tal orientador, aparte de dirigirles y aconsejarles en el arduo camino, está —también— lleno de dudas y precisa que los demás tengan algo en qué creer.  Las conversaciones de los tres son constantes reflexiones filosóficas acerca del sentido de la existencia. Late, además, una subrepticia metáfora del lugar con la existencia de Dios y la Fe: el peregrinaje espiritual para alcanzar una verdad que atormenta a los seres humanos.
La técnica y los recursos cinematográficos son asombrosos. El uso del color sepia y del color normal están ajustados muy inteligentemente a las pulsiones de los personajes. Por otra parte, la cámara se detiene, se desliza, se acerca o se aleja para dar una mayor profundidad a los sentimientos que van aflorando en las distintas escenas. 
El trabajo del realizador ruso es como un gran poema visual, lleno de apuntes filosóficos y mundanos muy interesantes, donde la angustia existencial mueve los hilos de las emociones de los protagonistas. Tarkovski reproduce como nadie nuestros temores más profundos.

STALKER. 1979. Color. 161 Min.
Dirección: Andrei Tarkovsky
Intérpretes:  Aleksandr Kajdanovsky, Alisa Frejndlikh, Anatoli Solonitsyn, Nikolai Grinko, Natasha Abramova, Faime Jurno
Guion:  Arkadiy Strugatskiy, Boris Strugatskiy, Andrei Tarkovsky. Novela: Arkadiy Strugatskiy, Boris Strugatskiy
Música: Eduard Artemyev
Fotografía: Aleksandr Knyazhinsky, Georgi Rerberg