lunes, 30 de diciembre de 2019

(5) LOS OLVIDADOS, de Luis Buñuel (1950)

  Esclavos de una sociedad desigual
La injusticia social acaecida a lo largo de los siglos en la historia de la humanidad es retratada magistralmente por Luis Buñuel a través de unas imágenes absolutamente estremecedoras. Ya desde los primeros compases el mensaje de la película es duro, crítico, directo y contundente, como bien muestra la voz en off que reza: “Las grandes ciudades modernas: Nueva York, Paris, Londres…, esconden tras sus magníficos edificios, hogares de miseria que albergan niños malnutridos, sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Sólo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente para que sean útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna no es excepción a esta regla universal. Por eso esta película basada en hechos de la vida real no es optimista y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad.” 
La brillante puesta en escena refuerza aún más la denuncia que el director manifiesta en la historia con personas desamparadas —víctimas de la pobreza— sin más salida a veces que delinquir. Una podredumbre que impera en los lugares más recónditos de las calles representando las diferencias sociales existentes en su estratificación. De esta manera el poder hegemónico, autoritario e imperceptible en ocasiones, consigue su cruel objetivo, esto es: la lucha entre las propias personas con escasos recursos. 
Aunque el film rezume pesimismo existe en él un oasis en el desierto personificado el pedagogo, cuyo cometido es perseguir la utopía en forma de proyecto innovador, buscando, de esta forma, un mundo mejor a través de la restauración de los menores. No obstante, la pugna por sobrevivir se condensa en familias desestructuradas y carencias afectivas, en definitiva, en la esclavitud social a la que es sometida una gran parte de la humanidad. De ahí la vigencia de esta obra universal. De visión obligatoria.

LOS OLVIDADOS. 1950. México. Blanco y Negro. 88 Min.
Dirección: Luis Buñuel
Intérpretes: Alfonso Mejía, Roberto Cobo, Estela Inda, Miguel Inclán, Alma Delia Fuentes, Francisco Jambrina, Sergio Virel, Javier Amézcua, Efraín Arauz, Jesús García, Mário Ramírez
Guión:  Luis Buñuel, Luis Alcoriza
Música: Gustavo Pitaluga, Rodolfo Halftter
Fotografía: Gabriel Figueroa

Críticas de Luis Buñuel (clicar en este mismo enlace para leer las críticas): 
Las Aventuras de Robinson Crusoe (1954), El Río y la Muerte (1955), La Vía Láctea (1969), Tristana (1970), El Fantasma de la Libertad (1974)

viernes, 27 de diciembre de 2019

(3) PRIMAVERA TARDIA, de Yasujiro Ozu (1949)

 La novia resignada
Las relaciones familiares y de pareja son exploradas en esta primera entrega de la denominada “Trilogía de Noriko”. En una sociedad marcada por la guerra cuyas normas decimonónicas coartaban los derechos de la mujer a la hora de tomar decisiones, Noriko emprende una pugna, tanto externa como interna, para intentar conseguir su libertad individual. Su sistema de valores lo tiene muy definido (de ahí que, entre otras cosas, califique como “sucio” casarse de nuevo con otra mujer como en el caso del Sr. Onoderis). 
La moralidad de la comunidad japonesa de aquella época contenía un tácito precepto que toda joven del país debía cumplir: evitar la soltería y procurar el casamiento. Es por ello que su padre y su tía se pusieron manos a la obra para encontrarle un marido “adecuado”. Sin embargo, Noriko se rebela ante esa coyuntura y como resultado, su jovialidad se convertirá en tristeza al sentir vulnerado su derecho a decidir ante aspectos tan cruciales para el desarrollo de su vida. 
La hermosa conexión que existe entre el padre y la hija se verá amenazada por ese dogma consuetudinario que supone ese mandato: se debe cumplir cuanto antes porque las normas, aunque no estén detalladas en un marco legal, se han de respetar. En vista de lo comentado se podría concluir que, contradictoriamente, cuando se abordan ese tipo de situaciones, la vida pausada y sosegada de la comunidad japonesa choca frontalmente con una premura teñida de ansiedad cuyas consecuencias en las interrelaciones son bastante difíciles de solventar. 
Todo ello llevará a que la soledad y la tristeza se apoderen de Shukichi, su padre (claramente mostrado en esa magistral escena de la manzana). Y es que Ozu, a través de la cámara, ofrece un retrato sutil, sencillo, metafórico y poético de todo lo que acontece a través de las adversidades que tiene que padecer la familia Somiya. Interesante radiografía.

BANSHUN. 1949. Japón. Blanco y Negro. 108 Min.
Dirección: Yasujiro Ozu
Intérpretes: Setsuko Hara, Chishu Ryu, Hohi Aoki, Masao Mishima, Kuniko Miyake, Haruko Sugimura
Guión:  Kazuo Hirotsu, Kogo Noda, Yasuziro Ozu
Música: Senji Ito
Fotografía: Yuuharu Atstuta

Críticas de Yasujiro Ozu en Rockmatógrafo: 
Cuentos de Tokyo (1953)
El Sabor del Sake (1962)

martes, 24 de diciembre de 2019

(2) ABRACADABRA, de Pablo Berger (2017)

  El truco de mágia de la liberación 
Abracadabra es una película desconcertante. En un principio da la sensación que estamos ante una auténtica fricada sin sentido, sin embargo, a medida que va avanzando el metraje, nos dando cuenta que tiene muchos elementos de interés.
Especialmente, cabría destacar, sus pinceladas de comedia negra, sus incursiones en lo fantástico y el interesante paralelismo entre los dos personajes opuestos, —encarnado fantásticamente Antonio De la Torre—, que insuflan diferentes sensaciones a su protagonista hasta llevarla a su liberación. Hay algunas escenas memorables como el equívoco en la casa de intercambio de parejas o ese momento Pulp Fiction en la "sala de baile remember" con el espléndido tema de la Steve Miller Band.

ABRACADABRA. 2017. España. Color. 88 Min.
Dirección: Pablo Berger
Intérpretes: Maribel Verdú, Antonio de la Torre, José Mota, Josep Maria Pou, Quim Gutierrez, Priscila Delgado
Guión:  Pablo Berger
Música: Alfonso de Villalonga
Fotografía: Kiko de la Rica

viernes, 20 de diciembre de 2019

(4) EL FOTÓGRAFO DEL PÁNICO, de Michael Powell (1960)

 
Perturbación fílmica 
Martin Scorsese fue quién recuperó y lanzó esta película presentándola en el Festival de Cine de Nueva York de 1979. Posteriormente pasó por los circuitos comerciales con gran aceptación.
El fotógrafo del pánico hace una excelente radiografía de la psicopatía a través de Mark, un joven aparentemente inofensivo y tranquilo, con signos de llevar una vida recta que, sin embargo —como suele pasar en la realidad detrás de este halo de pacifismo que desprenden este tipo de personas— esconde un sinfín de carencias afectivas y emocionales.
Sobrecoge el hecho que, desde el primer instante, el espectador es consciente que, en cualquier momento, alguna cosa nos va a sorprender. Sensación de desasosiego que se mezcla con otra estimulante y placentera al advertir que estamos delante de una obra diferente e inusual. Los minutos avanzan, la inquietud crece: no sabemos si identificarnos con el personaje principal, si empatizar con él o no. Ese es para mí otro de los grandes logros del film, a saber: ese juego emocional que nos sugiere el realizador en el cual nuestra mente se proyecta con la del protagonista.
La trama y la estética (fantástico el uso del color y de la música) que propone Powell es absolutamente estremecedor. Todo encaja perfectamente: el tormento de su infancia arrastrado en forma de trastorno a la edad adulta, su trabajo como escudo para perpetrar sus crímenes, el resquicio de sana esperanza que supone la relación con Helen, la intuición de la madre ciega, el psiquiatra… Cada uno de estos conceptos se aúnan hasta desconcertar al espectador mediante un combinado de sadismo, voyerismo y misoginia.  

PEEPING TOM. 1960. USA. Color. 109 Min.
Dirección: Michael Powell
Intérpretes: Karlheinz Böhm, Moira Shearer, Anna Massey, Maxine Audley, Esmond Knight, Michael Goodlife, Shirley Anne Field, Barlett Mullins, Jack Watson, Nigel Davenport, Pamela Green
Guión:  Leo Marks (Historia: Leo Marks)
Música: Brian Easdale, Wally Stott
Fotografía: Otto Heller

miércoles, 18 de diciembre de 2019

(3) PIEL DE SERPIENTE, de Sidney Lumet (1960)

Atolladero emocional
Sidney Lumet logra, con este film, un acertado reflejo del drama humano a través de un profundo análisis psicológico de los personajes. Así, en la historia aparecen diferentes figuras con distintas motivaciones condicionadas por su contexto (ubicado en un opresivo paisaje sureño) y por sus circunstancias personales: caracterología, traumas, relaciones maritales, alcoholismo, anhelo por alcanzar la redención, edad, físico e interrelación generacional. Brandon, Woodward y Magnani forman un triángulo que lucha en un universo complejo por encontrar su identidad y salir del atolladero emocional en el que se encuentran inmersos
De esta manera, Lady Torrance pugna por desmarcarse de su choque afectivo y del despotismo conyugal, Val Xavier —el protagonista— busca la liberación de su pasado y Carol —desarticulada por el alcohol— intenta seducir a Val para conseguir una remisión de su asfixiante vida. 
Alrededor, además, pululan grotescos personajes: verdaderos abusadores de poder que lo ejecutan a través de las prerrogativas del “imperio de la ley” y de la instrumentalización de la sociedad patriarcal. De sus actos, aparecen víctimas: seres humanos anulados por el peso del yugo de sus verdugos (maridos), como la señora Vee Talbot
No falta la denuncia al racismo y la xenofobia (quema del restaurante italiano por servir comida a negros)…, traducido en una ideología fascista no muy alejada a la del actual presidente norteamericano. 
 
THE FUGITIVE KIND. 1960. Estados Unidos. Blanco y Negro. 119 Min
Dirección: Sidney Lumet
Intérpretes: Marlon Brando, Anna Magnani, Joanne Woodward, Maureen Stapleton, R.G. Armstrong, Victor Jory, Madame Spivy, Virgilia Chew, Ben Yaffee
Guion: Tenessee Williams, Meade Roberts (Novela: Tenessee Williams)
Música: Kenion Hopkins
Fotografía: Boris Kauffman

sábado, 14 de diciembre de 2019

(4) LA SAL DE LA TIERRA, de Herbert J. Biberman (1954)

  Get up, Stand up for your Rights!
La lucha por dignificar los derechos de las personas trabajadoras ha sido una constante a lo largo de la historia. La opresión ejercida desde el poder establecido para explotar, aplastar y discriminar a las clases más desfavorecidas siempre ha contrastado con el concepto utópico de igualdad: una especie de Ítaca donde todas las víctimas de la desprotección quieren llegar. 
La Sal de la Tierra se abrazó a dicha militancia y es por ello que fue un film maldito y perseguido porque hizo tambalear los cimientos del capitalismo. El senador McCarthy se encargó de colocar en la “lista negra” a diferentes componentes de la cinta (el director y el actor Will Geer, entre otros) en su caza de brujas contra ciudadanos americanos acusados de comunistas. 
Los méritos de esta obra se centran en una interesante utilización del falso documental donde aparecen actores profesionales y no profesionales, la mayor parte de los últimos fueron los huelguistas que llevaron a cabo la movilización real en la que se basó el guion. 
Un elemento innovador en la película es su adhesión al feminismo. Las mujeres toman un protagonismo crucial en la historia, así pues, aprovechando la coyuntura, claman también por la igualdad de derechos con los hombres. Aparece entonces una denuncia al machismo reinante, ya que éstas se encuentran con la oposición de sus maridos (inteligente denuncia al equiparar la actuación de las autoridades por aplacar a los piquetes, con la de los cónyuges por abortar la participación femenina). 
El film de Biberman es una clara llamada a la movilización de la ciudadanía, un trabajo didáctico que remueve conciencias y con un claro objetivo por llevar a cabo una metamorfosis en nuestro cerebro (de la misma manera que a los mineros cuando se dan cuenta de la importancia de la igualdad con las mujeres). Su mensaje es que evitemos la indefensión y que nos preparemos para la lucha: nos pueden quitar la tierra, nuestros derechos, pero no nuestra dignidad, no la sal de la tierra.
 
SALT OF THE EARTH. 1954. USA. Blanco y negro. 95 Min.
Dirección: Herbert J. Bibermant
Intérpretes: Juan Chacón, Will Geer, Rosaura Revueltas, Mervin Williams, Frank Talavera, Clinton Jencks, Virginia Jencks
Guión:  Michael Wilson
Música: Sol Kaplan
Fotografía: Rodrigo Prieto

jueves, 12 de diciembre de 2019

(3) EL IRLANDÉS, de Martin Scorsese (2019)

 Traiciones humanas
Lo siento, Martin, pero he visto la película desde la plataforma Netflix en la pequeña pantalla y no, no lo hecho de una sentada. Mis horarios no me lo han permitido. No obstante, he de decirte que tu último trabajo me ha parecido espléndido. Como te he oído en alguna entrevista, te has arriesgado a algo que no se está haciendo en la actualidad. Bien es cierto que tu nombre pesa mucho, pero eso de poner sobre el tapete un largometraje de tres horas y media dan una buena muestra de tu valentía y de que estás en un momento de tu vida en el cual no hay ninguna cabida para el conservadurismo. Tengo que confesarte que en un principio estaba un poco reticente en cuanto a la elección de tus actores, fetiches en este caso. El hecho de pasarlos, mediante la cosmética, desde los setenta años a los cuarenta y tantos me parecía algo inverosímil, sin embargo, cuando empecé a ver sus magistrales actuaciones —especialmente las de De Niro, Pesci y Pacino— se acallaron todas las dudas que en un principio me asaltaron (a pesar de algunas lagunas, como por ejemplo los movimientos corporales, difíciles de disimular). 
Adentrándome más profundamente en la obra, hay irremediablemente en ella, evocaciones a Goodfellas (1990) o Casino (1995)  Junto a The Irishman, completan una impecable trilogía acerca del contexto gansteril en la sociedad americana de entre los años 50 y 80. Pero, tu última cinta es —aparte de las escenas de acción y aunque parezca una contradicción— terriblemente humana. Y lo es porque trata, precisamente, sobre seres humanos. Estamos hablando de personas, ubicadas en este caso en el crimen organizado, pero que, con todo, también tienen familia, emociones y sentimientos (escondidos, debido a su patología). La secuencia donde el padre habla con su hija acerca de su relación es un monumento al cine. Por ello, también destacaría su tono reflexivo debido a las dudas, contradicciones y vacilaciones de su protagonista. Así, en el devenir de la historia brotan aspectos vitales como la cercanía de la muerte, el sentido de la vida, las relaciones paterno-filiales la amistad, la traición, el arrepentimiento, el legado al mundo, la protección a la familia… Todo, está muy bien tratado y entrelazado narrativamente en un film absolutamente recomendable. 
Bien valdrá la pena volverla a visionar, pero ahora, de verdad, siguiendo tus consejos: en cine y de manera continuada (lo de la versión original, huelga decirlo): seguro que me gustará aún más.
Saludos, maestro.

THE IRISHMAN. 2019. USA. Color. 209 Min.
Dirección: Martin Scorsese
Intérpretes: Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Stephen Graham, Harvey Keitel, Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano, Kathrine Narducci, Jesse Plemons, Jack Huston, Domenick Lombardozzi,  
Guión:  Steven Zaillian (Libro: Charles Brandt)  
Música: Robbie Robertson
Fotografía: Rodrigo Prieto

sábado, 7 de diciembre de 2019

(3) 3 CORAZONES, de Benoît Jaquot (2014)

Rellenando vacíos emocionales
Nos cruzamos con alguien por la calle. Como espectadores subjetivos pensamos que dicho sujeto lleva una vida (aparentemente) feliz. Sin embargo, la realidad es que en él existe un vacío interior difícil de rellenar, pues estamos hablando de aspectos psicológicos intangibles e imperceptibles para nuestros ojos. La persona con las carencias del ejemplo mencionado, suele llevar una vida tormentosa e intenta encontrar la afectividad necesaria para colmar esos huecos. 
Algo similar le ocurre al trio protagonista de esta película que lo conforman dos hermanas inseparables —ambas con pareja supuestamente estable— y un inspector de hacienda que trata de rellenar su vacío a través de la conquista de mujeres. Los tres, sin sentirse realizados, cuando se presenta la posibilidad, tratan de encontrar su camino en su vida sentimental. 
Junto a estas lagunas comentadas habría que añadir la importancia que le da el film al azar (el encuentro en "El Jardín de las Tullerías"). El hecho de que las circunstancias ocurran de una manera u otra determinará el futuro de los personajes. El realizador contrapone ésta imprevisibilidad de las situaciones con las cogniciones de cada uno, poniendo a prueba su fuerza interior para poder vencer esas adversidades. 
Así las cosas, Benoît Jaquot construye un relato muy interesante, mezclado de particularidades individuales, familiares y laborales que dan como resultado una angustiosa y turbadora encrucijada de corazones que son golpeados duramente por las distintas facetas del amor. 
Sólo una objeción a la obra; la música es exageradamente tensa, más propio del cine de terror o de suspense. Y un apunte final, las interpretaciones son excelentes, pero la de Charlotte Gainsbourg es absolutamente magistral; pocas veces una mirada ha podido decir tanto.

3 COEURS. 2014. Francia. Color. 106 Min.
Dirección:  Benoît Jaquot
Intérpretes: Benoît Poelvoorde, Charlotte Gainsbourg, Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, André Marcon, Patrick Mille, Cédric Vieira, Thomas Doret, Francis Leplay
Guión:  Benoît Jaquot, Julien Boivent
Música: Bruno Coulais
Fotografía: Julien Hirsch

viernes, 6 de diciembre de 2019

(3) UCCELACCI E UCCELLINI, de Pier Paolo Pasolini (1966)

 Pesimismo existencial
Fábula pesimista sobre la vida planteada por Pasolini en este, su cuarto film fuera del documental, que da un viraje bastante grande en cuanto a sus planteamientos fílmicos. Esta vez se aparta de la reescritura del neorrealismo que estaba realizando en sus inicios para adentrarse en una sátira simbólica en la que propone un peculiar enfoque sobre la trascendencia existencial. Todo ello lo canaliza a través de un intelectual de izquierdas personificado en el cuervo, fiel acompañante de las aventuras y peripecias del padre y el hijo. 
“La fe cree y la ciencia lo ve”, “los ricos pasan de la vida a la muerte, los pobres de la muerte a la muerte”. Como podemos observar, los protagonistas espetan algunas frases memorables con un punto amargamente cáustico que enlazan perfectamente con el mensaje fatalista que emana su contenido. La película, además, está repleta de referencias políticas y sociales situadas dentro de un marco que supone una mezcolanza entre la comedia, el absurdo el surrealismo y el slapstick (calle del desempleado, direcciones a Estambul y a Cuba, peleas y movimientos a cámara rápida…). 
Mediante la alegoría el director realiza una serie de claras reflexiones y análisis a diferentes cuestiones del mundo: las diferencias de clases y las desigualdades sociales (ricos y pobres serían los halcones y los gorriones), la imposibilidad de la paz (cuando el Hermano Cicillo y el Hermano Ninneto evangelizan a los pájaros y estos al final pelean entre ellos), la propiedad privada, la solidaridad, el hambre… 
El fatalismo, el derrotismo, el desánimo y la desesperanza van sobrevolando a través del metraje, especialmente en la última acción cuando la pareja protagonista se come al cuervo, una manera de mostrar e ilustrar la muerte de la inteligencia, de la vida reflexiva y contemplativa y de las ideologías. En conclusión, un film, difícil de digerir, pero —aunque se quede a medio camino en sus propuestas— valiente y arriesgado.

UCCELACCI E UCCELLINI. 1966. Italia. Blanco y Negro. 87 Min.
Dirección: Pier Paolo Pasollini
Intérpretes: Ninetto Davoli, Totò, Femi Benussi, Rossana Di Rocco, Renato Capogna, Vittorio Vittori, Giovanni Tarallo, Umberto Bevilacqua, Renato Montalbano, Alfredo Leggi
Guión: Pier Paolo Pasollini 
Música: Ennio Morricone  
Fotografía: Tonino Delli Colli
 
Críticas de Pier Paolo Pasolini:

domingo, 1 de diciembre de 2019

(3) EL RESPLANDOR, de Stanley Kubrick (1980)

Inquietante atmósfera 
Una vez inmerso en los primeros compases del film tuve la sensación de estar delante de una obra anodina. Mi percepción era de demasiados golpes de efecto y de una música tramposa, exageradamente tensionada para crear una artificiosa zozobra en el espectador. 
Sin embargo, paulatinamente, me fui dando cuenta que estaba equivocado porque Kubrick  demuestra, una vez más, que maneja con maestría todo aquello que quiere sugerir y, en El Resplandor, lo hace de una manera sombríamente oculta, creando una atmósfera asfixiante, inquietante y opresiva. Su final abierto da lugar a una película, importante e icónica, que gana en cada visionado.

THE SHINNING. 1980. USA. Color. 146 Min.
Dirección: Stanley Kubrick
Intérpretes: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson, Philip Stone, Joe Turkel, Lia Beldam, Billie Gibson, Barry Dennen, David Baxt, Manning Redwood, Lisa Burns, Alison Coleridge, Norman Gay
Guión: Stanley Kubrick, Diane Johnson (Novela: Stephen King)
Música: Rachel Elkind, Wendy Carlos
Fotografía: John Alcott