domingo, 29 de octubre de 2023

(3) EL PRESTAMISTA, de Sidney Lumet (1964)

Describiendo estados de ánimo
Los seres humanos solemos actuar a golpes de estados de ánimo. Podríamos afirmar que los sujetos que más se acercan a la felicidad serían aquellos que, arrinconando las inevitables veleidades, saben mantener una moderada estabilidad a la hora de fagocitar las alegrías y los sinsabores que les ofrece la vida. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellas personas sumidas en el más profundo abatimiento que deambulan por el mundo sin encontrar sentido a su existencia?, ¿cómo puede canalizar alguien todo aquello que sufre, siente y percibe? Encontraremos respuestas a estas cuestiones si escarbamos en la “intrahistoria” y en las diferencias de cada individuo para, posteriormente, inferir cuáles fueron los motivos y las causas que ocasionaron la existencia de un comportamiento actitudinal determinado. 
Si lo comentado supone una tarea ardua de investigar y de desentrañar desde un punto de vista científico, nos podremos imaginar cuán complicado es reflejar toda esa abundancia desordenada de sentimientos y emociones en una historia fílmica de poco más de dos horas. 
El prestamista cuenta la desdichada vida del Sol Nazerman, profesor universitario judío alemán atormentado por un pasado marcado por el yugo del holocausto nazi; estuvo en un campo de concentración viendo morir a su esposa y sus dos hijos. Volviendo a la pregunta primigenia: ¿Cómo plasmar, pues, en la pantalla un martirio de tales dimensiones? 
Sidney Lumet lo consigue recogiendo los problemas psicológicos de su protagonista; un ser con una vida vacía y sin sentido, indiferente, abúlico y con una personalidad glacial. A través del objetivo de la cámara va reflejando su caracterología y la conducta que emana de su psique. 
Los recurrentes flash-backs denotan un trauma que se traduce en su coraza permanente que le anestesia de todo aquello que le rodea. Rod Steiger, en una interpretación memorable, se encarga de transmitirnos toda esa continua disposición de desazón. Además, el realizador combina muy inteligentemente esta crucial aportación del actor con una puesta en escena muy realista junto a un blanco y negro manchado con la acuciante atmósfera jazzística. Las mafias colindantes no harán más que ennegrecer un futuro sin apenas esperanza. Tampoco el resquicio de luz —personificado en las figuras de su trabajador Jesús Ortiz y de la trabajadora social Marilyn Birchfield— lograrán liberarle de las cadenas del pasado. El detonante que le hará despertar de su letargo se produce cuando toma conciencia de su connivencia al actuar como tapadera en un negocio sucio que perjudicará a los más débiles, algo que le retrotraerá al horror que sufrió su esposa en el campo de exterminio; una espiral de virulencia demasiado difícil de sobrellevar.

THE PAWNBROKER. 1964. Estados Unidos. Blanco y negro. 115 Min
Dirección: Sidney Lumet
Intérpretes: Rod Steiger, Geraldine Fitzgerald, Brock Peters, Jaime Sánchez, Thelma Oliver, Marketa Kimbrell, Reni Santoni
Guion: David Friedkin, Morton Fine. Novela: Edward Lewis Wallant
Música: Quincy Jones
Fotografía: Boris Kaufman

(3) LUZ QUE AGONIZA (GASLIGHT), de George Cukor (1944)

Malvados tejemanejes humanos
Quan agitamos una mezcla, fabricada por la manipulación y la falta de escrúpulos, puede brotar de ella un cóctel explosivo capaz de hacer tambalear cualquier conciencia humana. La avaricia y el anhelo de poder se conforman como el primer nivel de necesidad de Gregory Anton, un pianista, cínico y con mente psicopática que lo supedita todo —y cuando es todo, es todo— para llenar la su obsesión pecuniaria. De esta manera, hace un estudio sistemático y minucioso con el objeto de hacer enloquecer a Paula Alquist, quien está absolutamente enamorada de él. El asesinato de su tía, la célebre cantante de ópera Alice Alquist, será el motor de engranaje de una trama muy bien entrelazada que agudiza la intriga y el misterio de la historia (basada en la obra de teatro de Patrick Hamilton). 
La obra es un continuo fotograma de luces y sombras que se alternan en un Londres humeado, dificultando —en el buen sentido artístico— el desciframiento de unos sucesos arcanos. El fantástico trienio actoral realza aún más un filme que expone como la complejidad de las relaciones humanas nos afectan interiormente, hasta el punto —tal como acecha la lámpara —metafóricamente durante todo el metraje, fruto de malvados tejemanejes- de apagarnos psíquicamente.
 
GASLIGHT. 1944. Estados Unidos. Blanco y negro. 114 Min
Dirección: George Cukor
Intérpretes: Charles Boyer, Ingrid Bergman, Joseph Cotten, Dame May Whitty, Angela Lansbury
Guion: John Van Druten, Walter Reisch, John L. Balderston. Obra: Patrick Hamilton
Música: Bronislau Kaper
Fotografía: Joseph Ruttenberg

(3) MOUCHETTE, de Robert Bresson (1967)

Intentando huir
Esta adaptación al cine de la novela homónima de Georges Bernanos me parece sorprendente porque prima la comunicación no verbal —esto es; gestos, miradas, conductas y las elipsis— en los diálogos. Retrata con mucho realismo la angustia que sufre la joven protagonista en una atmósfera marcada por la pobreza, el abuso, la humillación y la falta de cariño. Con una madre moribunda y un padre alcohólico, severo y castrador, Mouchette deberá soportar situaciones agónicas en un marco de crudeza en todos los ámbitos que aparecen: educación, familiar y relaciones sociales. Es por ello que, en cada acto, esta adolescente trata de rebelarse y buscar una brizna de oxígeno, algo de aire para respirar y liberarse de un contexto que la ahoga y al que no puede adaptarse. Desgraciadamente, el cazador furtivo —con quien en un primer momento se identifica por ser, como ella, marginal— será una decepción porque supondrá la continuación de ese ambiente tóxico. 
La película juega, como se ha comentado en un principio, con los silencios y también con las ambigüedades. Como espectador debemos adentrarnos en cada uno de los personajes para entender sus posiciones, emociones y sentimientos. La escena de los coches de choque es un claro ejemplo de lo que la protagonista quiere abarcar que no es otra cosa que acercarse a la felicidad. Disfrutar con los placeres que nos da la vida: el prurito del primer amor y, en definitiva, pasar ratos agradables. Además, la historia situada en un entorno patriarcal y de represión, contiene conceptos como el adulterio consentido, el alcoholismo y el machismo recalcitrante. 
Hay que decir que el filme tiene algunas escenas mal resueltas (me parece inverosímil, por ejemplo, la pelea entre el guardia Mathieu y Arséne). Sin embargo, por las virtudes antes mencionadas, Mouchette es una obra con aspectos interesantes que vale la pena ver.
 
MOUCHETTE. 1967. Francia. Blanco y negro. 78 Min
Dirección: Robert Bresson
Intérpretes: Nadine Nortier, Jean-Claude Guilbert, Jean Vimenet, Marie Cardinal, Marie Susini, Paul Hébert, Liliane Princet, Marine Trichet
Guion: Robert Bresson. Libro: Georges Bernanos
Música: Jean Wiener
Fotografía: Ghislain Cloquet

sábado, 28 de octubre de 2023

(3) LEAVING LAS VEGAS , de Mike Figgis (1995)

Autodestrucción
Hacer una mirada pesimista y decadente sobre la vida quizá sea políticamente incorrecto. No acabo de entender por qué regla de tres se suele dejar de lado la realidad, debiendo ser todo —forzosamente— positivo cuando las sombras, las luces, las alegrías y las penas forman parte del devenir cotidiano del ser humano. Esta película, aparte de comprender ese punto de vista, se adentra en un mundo más allá de la oscuridad, donde los problemas y la dependencia psicológica y fisiológica son unas compañeras de veinticuatro horas. 
Dos personas —Ben y Sera— perdidas en sus problemas y sumidas en el alcohol y en la explotación sexual, se encuentran, se comprenden y se necesitan. A partir de ahí comienza un juego de voluntad personal y de necesidad mutua donde nace una relación sórdida, pero verdadera, de amor abnegado, asexuado e incondicional. 
Las imágenes, duras, se reflejan a través de una cámara excitada que enfatiza los efectos nocivos del alcohol del protagonista. El resultado es un film despiadado y descarnado que deja en el espectador un poso de desasosiego y de angustia. Y es que tirar la vida de esa manera tan autodestructiva o abandonarse y dejarse arrastrar por los demás, no es una bagatela; ambos habitan dentro de un pozo sin fondo, y —mientras pueden— nadan en el remanso de sus turbias aguas para encontrar la paz en el abismo.
 
LEAVING LAS VEGAS. 1995. Estados Unidos. Color. 112 Min
Dirección: Mike Figgis
Intérpretes: Nicolas Cage, Elisabeth Shue, Julian Sands, Richard Lewis, Steven Weber, Kim Adams, Emily Procter, Valeria Golino, Marc Coppola, Thomas Kopache, Carey Lowell
Guion: Mike Figgis. Novela: John O'Brien
Música: Mike Figgis
Fotografía: Declan Quinn

lunes, 23 de octubre de 2023

(3) STRESS ES TRES, TRES, de Carlos Saura (1968)

Celos
Esta historia es —a partir del complejo triángulo que forman el trio protagonista— una disección de la respuesta emocional ante los celos, además de un análisis pormenorizado de las relaciones personales. Fernando; especulador inmobiliario y su mujer Teresa van a pasar un fin de semana a Almería, acompañados de Antonio; un arquitecto que es amigo y compañero de trabajo del primero. Entre los tres se advierte una interconexión que va más allá de una simple relación de amistad. Antonio es, para la percepción de Fernando, el elemento amenazador y por ello recela de su amigo. Tanto Teresa como él se dan cuenta de la situación. El —involuntario— juego empieza con los coqueteos de Teresa y Antonio, y con el rol de espía de Fernando, quien prepara las condiciones necesarias para que ambos se encuentren. Todo parece sincero, aunque realmente es impostado (la metafórica peluca de Teresa) y la desconfianza es la que se hace cargo de las circunstancias. 
Con una estética modernista (fantástica la fotografía de Luis Cuadrado), este film es una especie de road-movie, de western (la onírica secuencia de la caza humana es magistral con un blanco y negro difuminándose) y de cosmopolitismo. Críptico y lleno de contrastes (la sofisticación de los jóvenes choca con lo añejo de la tía y su fijación religiosa), Stres es tres, tres es una turbadora y reflexiva cinta que vale la pena ver. Tal vez el estrés del título provenga de la sociedad de consumo en una España abierta a la modernización, pero el peso específico está en los celos, esos celos (auto)destructivos y consustanciales a la especie humana.

STRESS ES TRES, TRES. 1968. España. Color. 90 Min.
Dirección: Carlos Saura
Intérpretes: Geraldine Chaplin, Juan Luis Galiardo, Fernando Cebrián, Porfiria Sanchiz, Fernando Sánchez Polack, Humberto Sempere, Charo Soriano
Guion:  Carlos Saura, Angelino Fons
Música: Jaime Perez
Fotografía: Luis Cuadrado

Críticas de Carlos Saura (clicar en este mismo enlace)

jueves, 19 de octubre de 2023

(2) 8½ (OCHO Y MEDIO), de Federico Fellini (1963)

Bloqueo creativo y personal
Podríamos decir que, hasta esta película que nos atañe, Las Noches de Cabiria (1957) fue la última obra del realizador italiano donde su narración fílmica tenía un desarrollo más o menos convencional (dicho esto, sin perjuicio de sus elementos innovadores llevados a cabo en sus previos trabajos). Es a partir de La Dolce Vita (1960) cuando introduce unas estructuras —tanto técnicas (encuadres, escenografía, movimientos de cámara, etc.) como en el planteamiento de la trama (aspectos oníricos y surreales, distribución de la escena, lenguaje cinematográfico, etc.) — que rompen con los esquemas corrientes y habituales tanto del cine en general como en el suyo particular. 
Si en La Dolce Vita trataba sobre las peripecias de un periodista desorientado en el mundo de la farándula, ahora, en 8½ se adentra en las preocupaciones y obsesiones de un director de cine que está atravesando un bloqueo en su proceso creativo. Sus problemas, sin embargo, no pertenecen solamente al ámbito artístico y laboral, sino que también se trasladan a la relación con su pareja. Así, Guido Anselmi, de cuarenta y tres años se estanca en su nuevo film, aparentemente embastado, aunque en realidad, la parafernalia montada (actores, escenarios, etc.) no es más que un fiel reflejo de su estado de ánimo y de su vida personal: alguien que se siente vacío y no encuentra ningún resquicio de luz en su atormentada existencia actual. 
Todas estas cavilaciones y manías tienen un punto psicoanalítico que Fellini muestra a través de los recuerdos de su protagonista: su infancia, sus padres, el colegio, la relación poco afectiva con la figura paterna… Tal como apunta esta teoría, todos aquellos sucesos que nos ocurren en nuestra infancia marcan nuestro desarrollo posterior. Guido es un producto de sus acontecimientos y sus circunstancias, algo que la obra lo remarca durante la totalidad del metraje. 
Sus pensamientos son expuestos al espectador de una manera catártica ya sea a través de metáforas, ensoñaciones, simbolismos y de alternancias entre lo ficticio y lo real. De este modo, se suceden una gran cantidad de situaciones que hace referencia y muestran las preocupaciones, miedos y obsesiones del personaje principal. 
Fellini, pinta un fresco surreal, circense, cabaretero, extravagante y grotesco que deja al espectador sumido en la desesperación de Guido, su protagonista. En consecuencia, el público asistente se identifica, comprende y asimila las dificultades que experimentamos los seres humanos ante una crisis personal de este calibre. 
8½ es una película interesante en todos los aspectos anteriormente comentados (de hecho, ha tenido una gran influencia en el cine posterior y hay muchos ejemplos de films que la tienen como referente), si bien —para un servidor, autor de esta crítica— le resultó un poco cargante (a ratos, tediosa) a causa de tantos pensamientos sacudidos por el martirio y el sufrimiento, tantas continuas apariciones de personajes y tantas elucubraciones intelectuales.

8½ (OTTO E MEZZO). 1963. Italia. Blanco y Negro. 140 Min. 
Dirección: Federico Fellini
Intérpretes: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo, Rossella Falk, Barbara Steele, Madeleine LeBeau, Caterina Boratto, Eddra Gale, Guido Alberti, Jean Rougeul  
Guion: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Ennio Flaiano, Brunello Rondi 
Música: Nino Rota
Fotografía: Gianni Di Venanzo

Críticas de Fellini (clicar en este mismo enlace para leer las críticas)

domingo, 15 de octubre de 2023

(3) EL SILENCIO DE UN HOMBRE (LE SAMOURAÏ), de Jean-Pierre Melville (1967)

La soledad como una manera de vivir
Una vez que empezamos a ver la película, desconocemos por completo la intrahistoria de Jef Costello y los episodios vitales que han forjado su personalidad. Advertimos en su persona, sin embargo, un carácter que le impide exteriorizar sus sentimientos y sus emociones. De esta manera, su frialdad y su comportamiento —metódico y calculado— lo erigen como el candidato ideal para ejercer como asesino a sueldo. Jeff ha elegido ese modo de ganarse de la vida. No es preciso que lo comprendamos, porque tampoco lo entendemos cuando lo hacen otros. Pero podemos captar su soledad, su autoaislamiento y su mutismo. La cita con que se inicia la película, del código de honor japonés Bushido, es su fuerza motriz porque realmente vive como un samurái, separado y exclusivo. 
La acción se desarrolla una atmósfera atrayente, bien tensionada y ligada al estado psicológico del protagonista. Su impecable narración, sus estupendas interpretaciones y su final —absolutamente revelador— conforman un film de obligado visionado, inspirador de la magnífica Ghost Dog, de Jim Jarmush.
 
LE SAMOURAÏ. 1967. Francia. Color. 105 Min
Dirección: Jean-Pierre Melville
Intérpretes: Alain Delon, François Périer, Nathalie Delon, Cathy Rosier, Jacques Leroy
Guion: Jean-Pierre Melville, Georges Pellegrin
Música: François de Roubaix
Fotografía: Henri Decaë

sábado, 14 de octubre de 2023

(3) EL FESTÍN DE BABETTE, de Gabriel Axel (1987)

El triunfo del placer
La regla de oro de la gran mayoría de las religiones es el sufrimiento y la renuncia a cualquier forma de placer. El amor carnal, el deleite de los sentidos y el hedonismo son vistos, en general, como tentaciones del demonio que debemos sortear para tener una vida circunspecta en este mundo y, por supuesto, una vida honrosa en el más allá. 
Esta película narra la historia de dos hermanas ancianas en una aldea danesa del siglo XIX, una sociedad puritana donde ambas, Martine y Filippa invertían su tiempo en rezar y en obras de caridad. La cámara utiliza un flashback para recordar su lejana juventud y cómo tuvieron que renunciar a la felicidad debido a su devoción, dedicación y fidelidad a sus principios cristianos. La aparición de Babette romperá ese muro sagrado, intocable y castrador a través de su gastronomía y sus habilidades culinarias. 
Llena de matices, con una estupenda narración, unas interpretaciones muy certeras y unos toques de humor muy inteligentes, la película te atrapa desde el primer instante junto a una ambientación donde se evidencian sus características sociales e históricas. Solo con contemplar —y, especialmente, admirar— la escena de la cena ya merece la pena visionarla. 
Para la congregación; las codornices, las tortugas vivas, las cabezas de ternero, los vinos y licores simbolizan el mal, e intentarán vencerlo evitando hacer comentarios sobre el festín. Sin embargo, éstos no pueden resistirse a la tentación y acaban abrazando al placer. Por arte de magia, las viejas rencillas se enmiendan, el color de felicidad se asoma en el oscuro comedor y los comensales se dejan llevar por el goce gastronómico, olvidándose de que el pecado está en la comida. Y serán dichosos, al menos, en ese dorado espacio de tiempo: sin sufrimiento y con complacencia, apagando la luz cegadora del fantasma de la religión. 
 
BABETTES GAESTEBUD. 1987. Dinamarca. Color. 102 Min
Dirección: Gabriel Axel
Intérpretes: Stéphane Audran, Birgitte Federspiel, Bodil Kjer, Jarl Kulle, Jean-Philippe Lafont, Bibi Andersson, Ghita Norby
Guion: Gabriel Axel. Historia: Karen Blixen
Música: Per Norgard
Fotografía: Henning Kristiansen

lunes, 9 de octubre de 2023

(3) OTOÑO TARDÍO, de Yasujiro Ozu (1960)

 La presión social
"Cuando te cases, raras veces podremos hacer lo que estamos haciendo hoy, pero antes; disfrutemos de la vida.” Esta clarificadora frase —en una confortable conversación en un restaurante entre Akiko Miwa y su hija— da buena cuenta de todo aquello que circula dentro del interior de ambas protagonistas de este film que guarda bastantes paralelismos con Primavera Tardía (1949). Y es que Otoño tardío aborda de nuevo la moral de las costumbres japonesas. Si en la primera obra mencionada se centraba en la figura del padre e hijo, en este caso la cámara del director analiza la relación materno-filial acosada por los constantes ataques de la sociedad (personificada en los tres personajes amigos de su difunto marido). 
Ante esta tesitura en forma de fuerte presión social, la pugna entre decisión personal versus dictados sociales abrirá paso a diferentes maneras de actuar que estarán sometidas a la triste sombra de un espacio concreto de historia determinada (¿estamos condicionados por el azar y por la situación?). Interesante film en el cual Yasujiro Ozu vuelve a darnos otra lección de cómo emocionarnos con tan poco.

AKIBIYORI. 1960. Japón. Color. 123 Min.
Dirección: Yasujiro Ozu
Intérpretes: Setsuko Hara, Miyuki Kuwano, Shinichiro Mikami, Kuniko Miyake, Nobuo Nakamura, Mariko Okada, Chishu Ryu, Shin Saburi, Keiji Sada
Guion:  Kogo Noda, Yasujirō Ozu. Novela: Ton Satomi
Música: Takinori Saito
Fotografía: Yuuharu Atstuta

Críticas de Yasujiro Ozu (clicar en este mismo enlace)

(1) LAS BUENAS COMPAÑIAS, de Silvia Munt (2023)

Imprecisión
Esta película está inspirada en el grupo de mujeres de Errenteria (las 11 de Basauri) que, entre 1976 y 1985, ayudó a miles de personas a abortar en condiciones dignas y seguras. Eran tiempos donde el aborto estaba prohibido y tanto la hipocresía como la doble moral se encontraban instaladas en la sociedad. Eso sí, una gran parte de aquellos que lo censuraban enviaban a sus hijas a Londres a abortar. El film muestra y narra ese movimiento feminista de mujeres luchadoras, valientes y pioneras del posfranquismo que buscaban un cambio social en un contexto intoxicado por la mentalidad podrida del machismo y del franquismo. Con esta temática tan interesante se contaba con suficientes mimbres para armar una buena historia que pudiera llegar a emocionar al espectador. Sin embargo, la cinta no llega a transmitir todo el abigarramiento de sentimientos y conmociones que sufrieron estas mujeres. No sé si ha sido debido al bajo presupuesto, pero la puesta en escena deja bastante que desear con unas escenas exteriores bastante limitadas y pedestres. Si a ello le añadimos un guion desmañado y alguna interpretación inadecuada, el resultado es —a pesar de sus buenas intenciones— impreciso, desdibujado y fallido.
 
LAS BUENAS COMPAÑIAS. 2023. España. Color. 93 Min
Dirección: Silvia Munt
Intérpretes: Alícia Falcó, Itziar Ituño, Elena Tarrats, Ivan Massagué, María Cerezuela, Ainhoa Santamaría, Garazi Urkola, Miguel Garcés, Itziar Aizpuru, Mikel Laskurain,
Guion: Silvia Munt, Jorge Gil Munárriz
Música: Paula Olaz
Fotografía: Gorka Gomez Andreu