sábado, 22 de febrero de 2020

(2) O LOS TRES O NINGUNO, de Kheiron (2015)

 Independientemente del azar
El azar es algo que influye en nuestras vidas. Dependiendo del punto geográfico exacto donde nacemos encontramos una serie de obstáculos o facilidades que hacen que nuestro camino esté más o menos allanado. De esta manera, es obvio que el contexto social interviene en nuestro desarrollo. Con todo, esa incidencia puede ser modificada a través de nuestra fortaleza interior. La historia vital de Hibat, introducida en determinados momentos históricos de la comunidad iraní, refleja esa lucha intrínseca por superar las adversidades que el azar nos brinda. 
El protagonista, luchador incansable por las libertades humanas, pasará multitud de vicisitudes para alcanzar tanto su libertad personal como familiar. En la línea del comic de Marjane Satrapi “Persepolis”, la obra relata muy bien los diferentes períodos político-sociales con la revolución de 1979 que supuso el fin de la Dinastía Pahlaví y su Shah hasta el desencanto del Ayatolá Jomeini. Finalmente, el exilio, Paris y la búsqueda por un mundo mejor a través de los trabajos sociales. Buen pulso narrativo y acertadas pinceladas de comedia que contrastan con su trasfondo dramático. La película está basada en una historia real, la de la familia del propio director, cuyos padres se vieron obligados a abandonar su tierra natal, Irán, para emigrar a Francia cuando él era sólo un niño.  

NOUS TROIS OU RIEN. 2015. Francia. Color. 102 Min.
Dirección: Kheiron
Intérpretes: Kheiron, Leïla Bekhti, Gérard Darmon, Zabou Breitman, Alexandre Astier, Kyan Khojandi, Arsène Mosca, Jonathan Cohen
Guión:  Kheiron
Fotografía: Jean François Hesgens

sábado, 15 de febrero de 2020

(2) LAS AVENTURAS DE ROBINSON CRUSOE, de Luis Buñuel (1954)

  Una mirada a la soledad
El ejercicio de la soledad es a veces necesario en el género humano. Dejar un espacio para la introspección donde analizar nuestros actos supone una especie de bálsamo, un respiro que nos permite poder ejecutar nuestra libertad individual. Muchas veces acabamos hastiados de soportar la toxicidad de otras personas que nos saturan y agobian con sus egoístas pretensiones. ¿Qué ocurre, en cambio, cuando estamos privados de la compañía de nuestros semejantes?
Luis Buñuel —utilizando su Robinson Crusoe particular— trata de exponer un proceso transitivo que va desde la experimentación intrínseca de gozar de una vida envuelta de posesiones hasta otra carente de lo material, físico y humano. El realizador juega con las estrategias y procesos mentales que el ser humano tiene que utilizar en este tipo de situaciones límite.
Sorprende toparse en su filmografía con esta adaptación de la novela de Daniel Defoe. Una película de aventuras no encaja, a priori, con el maestro del surrealismo. A decir verdad, se trató de una película de encargo que el director aragonés aceptó por las múltiples posibilidades que la historia ofrecía en cuanto a la lucha por la supervivencia del protagonista.
A pesar de su bajo presupuesto, la obra engancha desde el primer minuto siendo una interesante metáfora sobre el aislamiento, el desamparo y la soledad. Tampoco faltan sus toques oníricos y sus sugerencias transgresoras: la mirada pervertida de Crusoe hacia el espantapájaros con traje de mujer y hacia el "Viernes" travestido, insinuando una subrepticia homosexualidad.  

ROBINSON CRUSOE. 1954. México. Color. 89 Min.
Dirección: Luis Buñuel
Intérpretes: Dan O'Herlihy, Jaime Fernández, Felipe de Alba, Chel López, José Chávez Trowe, Emilio Garibay
Guión:  Luis Buñuel, Hugo Buttler (Novela: Daniel Defoe)
Música: Anthony Collins
Fotografía: Alex Phillips
 
Críticas de Luis Buñuel (clicar en este mismo enlace para leer las críticas): 
Los Olvidados (1950), El Río y la Muerte (1955), La Via Láctea (1969), Tristana (1970), El Fantasma de la Libertad (1974)

domingo, 9 de febrero de 2020

(3) EL ARPA BIRMANA, de Kon Ichikawa (1956)

 La reivindicación de la filantropía
La propuesta del arte como arma arrojadiza contra un estado de orden injusto es un síntoma inequívoco de compromiso. Canalizar dicha empresa a través del séptimo arte supone una ardua tarea de la que Ichigawa supo salir airoso en este bello, metafórico y poético alegato pacifista. 
El arpa birmana arranca con unas cuantas briznas de humanidad que, dentro de la barbarie, van agrandándose a medida que la trama evoluciona. Sobresale en el film una estética filosófica conceptual asociada a valores utópicos y revolucionarios como la solidaridad, la paz y la empatía, pilares que actúan como contrapeso a la atrocidad y la sinrazón de las contiendas bélicas. 
Destacar su acertada banda sonora, el uso del arpa y la música como elemento vertebrador comunicativo, las sobrias interpretaciones y su emotiva misiva final.

BIRUMA NO TATEGOTO. 1956. Japón. Blanco y Negro. 116 Min.
Dirección: Kon Ichikawa
Intérpretes: Rentarô Mikuni, Shôji Yasui, Jun Hamamura, Takeo Naito, Ko Nishimura, Hiroshi Hijikata, Sanpei Mine, Yoshiaki Kato, Sojiro Amano, Yôji Nagahama, Eiji Nakamura, Shojiro Ogasawara
Guion:  Natto Wada (Novela: Michio Takeyama)
Música: Akira Ifukube
Fotografía: Minoru Yokoyama

sábado, 8 de febrero de 2020

(3) SACRIFICIO, de Andrei Tarkovsky (1986)

  Análisis de la condición humana
No tengas miedo, la muerte no existe. Existe el miedo a la muerte, que es un miedo terrible. A veces hace que la gente haga cosas que no debiera. ¡Cuán diferentes serían las cosas si pudiésemos dejar de temer a la muerte!” 
Este comentario que le hace Alexander a su hijo pequeño se me antoja crucial en este poético y, a la vez, profundo film de Tarkovski. Las reflexiones existencialistas (el “eterno retorno” de Nietzsche) en el arranque de la película entre el cartero Otto y Alexander marcan una constante metafísica a lo largo de la historia que se va entremezclando con sus elementos terrenales (las relaciones personales y sus consecuencias). 
Es a partir de entonces cuando comienzan a emerger las contradicciones, algo así como una especie de lucha de contrarios: Alexander parte de un ateísmo reconocido para, —después de ser atrapado por el miedo a la muerte—, abrazarse a la Fe cristiana. Sin embargo, Otto, quién admite que “es un coleccionista de cosas inexplicables, pero ciertas” le persuade para que recurra a la criada María, identificada según él como una bruja quién hará que todo vuelva a la normalidad. Es decir, ante la más honda desesperación como es la cercanía de la muerte delante de un inminente ataque atómico, son la magia y el ocultismo los que sobresalen entre todos los conceptos para arrastrar a los miembros del grupo a una catástrofe final. Alexander sufre una metamorfosis (clara referencia a la vulnerabilidad del ser humano), aunque previamente intuía que algo iba a ocurrir (“Mi vida ha estado esperando esto, mi vida no ha sido más que una espera de esto”) llevándolo a un comportamiento dominado por un miedo enfermizo, cercano a la locura, que le sume en un profundo abatimiento ante la impotencia del devenir de la vida (cosa que ya se puede adivinar en ese movimiento extraño que acaba lesionando a su hijo). 
Ante ello surge el sacrificio con el objeto de redimir a los suyos de las situaciones penosas que se avecinan. Victor, su amigo doctor, indagador, escéptico y cansado con el mundo, intenta actuar de sustento entre el desequilibrio de Alexander y la histeria de la esposa de éste, Adelaide
Con el distanciamiento de la cámara con los personajes (muy pocos primeros planos) el director consigue transmitir la tensión que emana la obra, así como un estado de ánimo contiguo a la tristeza y al desinterés. No obstante, en el fondo, el film plantea un final esperanzador en la transformación a la inversa que sufre su hijo, transitando de su laconismo a, en la escena final, una gran fluidez en el habla. Y es que, de hecho, el director dedica el film a su progenitor en los títulos de crédito con este mensaje clarificador: “Esta película está dedicada a mi hijo Andriushka, con esperanza y confianza." 
Tarkovski realizó esta película en plena guerra fría y con un cáncer terminal (ocho meses después falleció). Consiguientemente, todos los elementos que envolvían a estos hechos (muerte y guerra) son plasmados de manera muy sutil en el planteamiento de una trama cuyos episodios dan lugar a una cinta interesante, carente de ritmo por momentos, pero con un lirismo insólito y singular.

OFFRET. 1986. Suecia. Color. 145 Min.
Dirección: Andrei Tarkovsky
Intérpretes: Erland Josephson, Susan Fleetwood, Valérie Mairesse, Allan Edwall, Gudrun Gildottir, Sven Wollter
Guion:  Andrei Tarkovsky
Música: Johann Sebastian Bach
Fotografía: Sven Nykvist

sábado, 1 de febrero de 2020

(2) EL CIELO SOBRE BERLÍN, de Wim Wenders (1987)

  Canto a la vida
Wenders plasma con este relato mágico unas interesantes reflexiones introspectivas a través de las andanzas de una suerte de “ángeles de la guarda” cuyo cometido es ayudar a aquellas personas que están pasando por momentos trascendentales en su vida (con sus miedos, preocupaciones, recuerdos y desesperanzas). 
Cielo sobre Berlín es un canto poético a la vida. Los ángeles hablan de las pequeñas cosas y de los pequeños detalles (elementos a los que normalmente los mortales no les prestamos atención). Esta confrontación entre lo espiritual y lo terrenal resulta muy sugestiva habida cuenta que, justamente, ocurre lo contrario en nuestra vida, es decir; ante la falta de respuestas solemos abrazarnos a aquello que está fuera de nuestra experiencia. 
Igual que el poema de Allan Poe en el que los ángeles envidiaban el amor, Damiel añora alcanzarlo a través de sus sentimientos y deseos hacia la chica del circo.  El film es una fábula sobre lo cotidiano, sobre lo humano, sobre la soledad y sobre el compañerismo con una recurrente alusión —a través de la voz en off— a la niñez. Destacar sus bellas imágenes, sus referencias a las marcas de la guerra, su banda sonora, la sombra de Nick Cave, los guiños a Godard, Ozu, Truffaut y Vadja y su reivindicación por las pequeñas cosas que engrandecen nuestra existencia.
Sí que cabría achacar a la película una sensación de lentitud y una falta de ritmo que le resta calidad al conjunto. No obstante, estamos ante un film con aspectos interesantes y con unos espléndidos Bruno Ganz y Peter Fall (muy inteligente la introducción de su personaje de ficción de Colombo).

DER HIMMEL ÜBER BERLIN (WINGS OF DESIRE). 1987. RFA. B/N. 128 Min.
Dirección: Wim Wenders
Intérpretes: Bruno Ganz, Peter Falk, Solveig Dommartin, Otto Sander, Curt Bois, Hans Martin Stier, Elmar Wilms, Lajos Kovacs, Bruno Rosaz
Guion:  Wim Wenders (Novela: Peter Handke)
Música: Jürgen Nieper
Fotografía: Henri Alekan