viernes, 6 de septiembre de 2019

(3) UNA HISTORIA INMORTAL, de Orson Welles (1968)

La ambición por el poder total
El afán de poder llevado hasta el paroxismo a través de la personalidad ruda, y huraña del Sr. Clay se mezcla con los deseos de venganza de su secretario Levinsky y de Virgine, hija del hombre que arruinó y se suicidó por su culpa. La película plantea algunas preguntas morales: ¿Tenemos todos un precio?, ¿podemos evitar la desdicha y la tristeza acumulando riquezas? 
La paranoia por ser una especie de dios por parte del comerciante se traduce, no solo en el hecho de poseer abundante capital, sino también, en el deseo por controlar la vida de los demás y convertir la fantasía en realidad: “…creéis hacerlo porque queréis, pero no, lo hacéis porque yo lo digo”. Su áspera personalidad no hace más que esconder un ser amargado e insatisfecho en la vida. 
Welles, basándose en el relato corto de la escritora danesa Karen Blixen (“Memorias de Africa”, “El festín de Babette), plasma una interesante y profunda obra con una realización dotada de una excelente ambientación, magníficas interpretaciones (el mismo Orson Welles, Jean Moreau y Roger Coggio) y una estupenda utilización del color (la primera vez que experimentó con él). La música de Erik Satie tiñe de nostalgia cada fotograma de este extraño —con su atmósfera pesimista— y fascinante film. 

THE IMMORTAL STORY . 1968. Francia. Color.
Dirección: Orson Welles
Intérpretes:Orson Welles, Jeanne Moreau, Roger Coggio, Norman Eshley, Fernando Rey
Guión: Orson Welles, Louise de Vilmorin (Novela: Karen Blixen)
Música: Musica de Erik Satie
Fotografía: Willy Kurant

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