sábado, 20 de agosto de 2022

(3) LA SOMBRA DE UNA DUDA (1943), de Alfred Hitchcock

Falsas apariencias
Uno de los valores más atrayentes que ofrece el cine es su poder de cautivar a los espectadores mediante la supuestamente sencilla herramienta de contar historias. Ahora bien, eso que es tan fácil de escribir no es, ni mucho menos, una tarea sencilla de realizar. Se debe tener mucha precisión y cuidado en el manejo de los tiempos, en la puesta en escena, en la elección actoral y, especialmente, en el lenguaje fílmico. La admiración que todo cinéfilo tiene hacia este director británico es exactamente por eso, porque tiene la virtud de saber combinar todos estos conceptos y, fundamentalmente, por su inteligencia a la hora de darle matices y rasgos personales que aún refuerzan más su cariz sugestivo. De esta forma, el aspecto psicológico, la intriga, el suspenso, las relaciones interpersonales y la presencia constante del humor (como las brillantes charlas de los niños o las disquisiciones del padre con el amigo sobre el crimen perfecto) dan lugar a un cóctel irresistible para cualquier observador de esta obra. 
Los contrastes, la oposición y la asimetría son elementos que juegan un papel muy importante en el entramado cinematográfico representado en la relación entre el tío y la sobrina. Aunque parecen —en un principio— almas gemelas, existe un fuerte antagonismo entre ambos. Así, la admiración primigenia que tiene ella hacia su tío sufre una metamorfosis y se convierte en constante sufrimiento psicológico: asaltada por las dudas, el asombro se irá desvaneciéndo a medida que avanzan sus descubrimientos. El propio Charlie (Joseph Cotten), ya supone una lucha de contrarios con las dos caras que presenta: ejemplar y encantador ciudadano versus frío psicópata. 
El film no tiene ningún prejuicio al mostrar la parte más salvaje del ser humano, digamos si queremos patológico, pero con una aureola que se manifiesta por doquier a lo largo de la vida. Y es que la sonrisa, la ternura, la simpatía, la malicia, la vileza o la dolencia muy a menudo se sobreponen y se confunden. Tampoco falta el retrato, tan verídico como almibarado, de la familia americana culturalmente asociada al patriarcalismo y la ingenuidad. 
En definitiva, una muy buena película del maestro británico con una magistral narración que, pese a su forzado e inverosímil final, posee un ritmo que capta constantemente nuestra atención .

SHADOW OF A DOUBT. 1943. Estados Unidos. Blanco y Negro. 108 Min.
Dirección: Alfred Hitchcock
Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Shailene Woodley, Melissa Leo, Zachary Quinto, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, Nicolas Cage, Logan Marshall-Green, Timothy Olyphant, Scott Eastwood, Joely Richardson, Jaymes Butler, Ben Schnetzer, Lakeith Stanfield, Ben Chaplin, Edward Snowden
Guion:  Thornton Wilder, Alma Reville, Sally Benson. Argumento: Gordon McDonell
Música: Dimitri Tiomkin
Fotografía: Joseph A. Valentine

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