viernes, 10 de mayo de 2024

(3) REBELDES, de Francis Ford Coppola (1983)

Nada dura para siempre

Nature's first green is gold, El primer matiz de la naturaleza es dorado,
Her hardest hue to hold. Y para mantener su verde más intenso.
Her early leaf's a flower;         Su hoja temprana es una flor
But only so an hour. Que vive tan solo una hora.
Then leaf subsides to leaf. Y entonces la hoja muere para caer.
So Eden sank to grief, Así se hundió el Edén muy a su pesar,
So dawn goes down to day. Así el alba desciende día a día.
Nothing gold can stay. Pues nada dorado permanece.

Bajo una apariencia más bien hosca, también condicionada por la manera de comportarse de los protagonistas y por el ambiente que tienen que sufrir, Rebeldes esconde una metáfora poético-filosófica acerca de lo efímero de la belleza en la naturaleza (por extensión en la psicología de los seres humanos) y de la imposibilidad de un mantenimiento perenne de la felicidad absoluta. De hecho, el poema de Roberst Frost, expuesto al inicio, es la pieza que sustenta un guion que muestra las voliciones, modus vivendi y penumbras por las que tienen que pasar un grupo de adolescentes en la sociedad americana de mediados de los años 60. Estamos ante chicos con problemas emocionales y de identidad (orfandad, familias desestructuradas, etc.) que tienen la necesidad imperiosa de pertenecer a un grupo conformado por los típicos roles que desempeña cada miembro (en nuestro caso; desde el líder; Dallas Winston, hasta el tímido; Johnny Cade). Bien es cierto que dentro de esas personalidades existen matices que harán variar la conducta de cada uno.
De alguna manera el mundo adulto competitivo se refleja en las pandillas de los jóvenes: Las luchas entre bandas (los dandis contra los grasientos, clase alta y clase baja respectivamente), la sociedad patriarcal donde las chicas quedan en segundo plano y la pugna darwiniana (el macho alfa y el “a ver quién la tiene más larga”). Todo ello desemboca en una desconexión recíproca entre ellos y el mundo que les rodea
No obstante, Ponyboy y Johny son diferentes, aunque las circunstancias les han sumido en ese infierno,ambos tienen sentido de solidaridad y compañerismo. Así las cosas, después del asesinato en defensa propia se ven obligados a huir. Durante esa tortuosa travesía empiezan a considerar que tal vez haya otras maneras de afrontar las situaciones que se nos presentan en nuestra existencia. (“Habrá algún lugar sin Grasientos, Dandis… Habrá algún lugar con gente normal, gente sin más”. Comentaba Johnny desesperado)
Johny es la antítesis de Dallas. Ambos son engullidos por la atmósfera tan dura en la que se encontraban, sin embargo mientras el primero se redime a través de sus ulteriores actos y la transformación de su escala de valores, el segundo, desorientado y superado por la muerte de su amigo, enloquecerá sin saber gestionar ni su ira ni sus emociones.
El film contiene evidentes referencias y guiños al cine clásico tanto en la puesta en escena como en la fotografía (Rebelde sin causa de Nicholas Ray o Lo que el viento se llevó de Victor Fleming) y aun pecando de algunas situaciones poco creíbles, estamos ante una película digna de ver.
Destacar la gran cantidad de jóvenes promesas en el reparto de intérpretes y, especialmente, la excelente interpretación de Matt Dillon.

THE OUTSIDERS. 1983. Estados Unidos. Color. 91 Min.
Dirección: Francis Ford Coppola
Intérpretes: Matt Dillon, Ralph Macchio, C. Thomas Howell, Patrick Swayze, Rob Lowe, Tom Cruise, Diane Lane, Emilio Estevez, Tom Waits
Guion: Kathleen Knutsen Rowell. Novela: S.E. Hinton
Música: Carmina Coppola
Fotografía: Stephen H. Burum

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