
Perteneciente a una familia acomodada, progresista y seguidora de la revolución (cuando todavía no había adquirido su vertiente islamista), la historieta nos relata a través de los ojos de la autora -desde su infancia, adolescencia y juventud- la opresión que sufrió la sociedad iraní a manos de los guardianes de la revolución. Una huella que se quedó impregnada en las generaciones posteriores mediante los métodos inhumanos de sus gobernantes. Y es que es imposible no identificarse con el espíritu rebelde que rezuma la protagonista durante toda la historia. Sus aciertos, sus errores (que también los muestra), sus idas y venidas, su occidentalización y su “desoccidentalización”…
En definitiva un cómic auténticamente didáctico que sirve para despertar conciencias, para alejarnos de nuestro ingenuo (y no tan ingenuo) etnocentrismo y para denunciar las injusticias que sufren los países con suficientes recursos de los cuáles se aprovechan las grandes potencias para echar sus garras a costa de la población.
Pd.-Un tribunal del régimen iraní ha condenado al cineasta Jafar Panahi a seis años de cárcel y a veinte años de inhabilitación para rodar películas, escribir guiones, hablar con medios de comunicación extranjeros o viajar fuera de su país. El director además de sus películas, apoyó al opositor Mir Hosein Musavi.
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