sábado, 12 de diciembre de 2020

(1) DISPONGO DE BARCOS, de Juan Cavestany (2010)


Un film que no transmite nada
La finalidad de una obra artística a través de cualquier canal de comunicación es, en mi opinión, conectar con el receptor. Conectar en el sentido de transmitir algún tipo de emoción que, de alguna manera, te toque el cerebro y el corazón. No importa el género cinematográfico ni el modo de realización, lo esencial es quedarse atrapado ante aquello que está delante de nosotros. 
Es verdad que la película de Juan Cavestany es arriesgada, alejada de lo convencional y lo comercial, pero también es cierto que esto no es suficiente para que el trabajo desempeñado aporte algo interesante al espectador. Durante su visionado la impresión es más bien de desasosiego. Esperas que ocurra algo, pero lo que impera es la sensación de tedio, exceptuando la secuencia de la caótica planificación del robo donde se extraen unos cinco minutos estupendos de comedia. En ese instante, la sensación de que estás ante un punto de inflexión se diluye inmediatamente para volver a unas situaciones argumentales sin orden ni concierto. 
Realizada de manera doméstica con formato casero, el resultado final es en su mayor parte de aburrimiento y únicamente lo salva la sensacional escena comentada y su metraje, afortunadamente corto; poco más de una hora de duración, más…, hubiera sido insoportable.
 
DISPONGO DE BARCOS. 2010. España. Color. 69 Min
Dirección: Juan Cavestany
Intérpretes: Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Diego Paris, Andrés Lima, Juanjo del Rey, Miguel Ortiz, Antonio de Casas, Pietro Olivera, Gerardo Malla
Guion: Juan Cavestany
Música: Nick Powell, Oskar
Fotografía: Juan Cavestany

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