domingo, 24 de enero de 2021

(4) EL HOMBRE ELEFANTE, de David Lynch (1980)

La verdadera esencia de la belleza
Muchas veces no somos conscientes de la hondura del sufrimiento, entre otras cosas porque es un concepto que no se puede cuantificar. No nos damos cuenta del daño que podemos hacer a los demás dado que ni planificamos nuestros actos ni valoramos las sensibilidades que se hallan a nuestro alrededor. Sí, el padecimiento es interno, oculto y, normalmente, escapa a la visión exterior. Sin embargo, esta obra capta y transmite de manera magistral dicha experimentación a través de la trágica y triste historia de Joseph Merrick. Bautizado como “El hombre elefante”  fue obligado y, sobre todo, condenado por las circunstancias a ganarse la vida exhibiéndose en círculos ambulantes de criaturas deformes, convirtiéndose así en un ser cosificado y mercantilizado. 
Nunca llegaremos a saber cuán cruel puede ser el ser humano, no obstante, la cinta revela el grado de sevicia de nuestra especie, algo que nos tendría que avergonzar. Efectivamente, si nos paramos a pensar unos segundos, nos cercioramos de nuestra connivencia a la hora de tratar al débil o al diferente a través de procesos psicológicos como la influencia social o la conformidad de grupo. En el largometraje, el contexto social, pleno siglo XIX, propiciaba aún más la vulneración de los derechos humanos con el resultado de la normalización de las constantes humillaciones de John. En la actualidad, igualmente, solemos dejarnos llevar por los comportamientos de la oligarquía dominante y vemos como “normal" las injusticias inconcebibles que se traducen en guerras, invasiones, detenciones, etc. 
David Lynch propone, de manera muy acertada, otras interesantes reflexiones como cuando el Doctor Frederick Treves duda sobre su bondad. Se pregunta si está actuando al igual que Bytes (el “propietario” de Johan) y le asaltan las dudas por si ha hecho también de Merrick una curiosidad (cambiando la feria por el hospital). En otras palabras, se plantea abiertamente la cuestión: ¿ayudamos a los demás por altruismo o por egoísmo personal? 
Aunque parezca un cliché, la subjetiva y aparente belleza física es absolutamente efímera. La verdadera belleza —reivindicando a Platón— se encuentra más allá de lo aparente, esto es; en la verdad, en la sabiduría, en lo ético y lo cognoscitivo
El hombre elefante es una crítica a la hipocresía (las visitas de la alta burguesía), una oda a la buena educación (las exquisitas formas de Merrick a pesar de sus penurias y su privación social), pero es ante todo un enigmático, profundo y emocionante film, teñido de un halo dulcemente tétrico.
 
THE ELEPHANT MAN. 1980. Estados Unidos. Color. 125 Min
Dirección: David Lynch
Intérpretes: Anthony Hopkins, John Hurt, Anne Bancroft, John Gielgud, Wendy Hiller, Freddie Jones, Dexter Fletcher
Guion: David Lynch, Eric Bergren, Christopher de Vore
Música: John Morris
Fotografía: Freddie Francis

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