sábado, 6 de marzo de 2021

(2) ADÚ, de Salvador Calvo (2020)

 
Valiente denuncia en un film irregular
Esta película es un viaje iniciático para todos aquellos que navegamos en la zona de confort occidental. Diferentes países del continente africano son retratados como muestra de pobreza, miseria y escasez de recursos con el drama de la inmigración, especialmente infantil, en la cúspide. Aquí es la valla de Melilla, pero podrían ser en cualquier lugar donde millones de personas se desplazan para encontrar un mundo mejor. 
Funciona muy bien la presencia del niño (fantástico Moustapha Oumarou) y sus vicisitudes y peripecias junto a su madre, hermana y su amigo Massar. Adú, a través de sus grandes ojos, experimenta la crueldad y desigualdad mundana. Esto es lo más destacable del film: su capacidad para remover conciencias. 
También es muy acertada su denuncia a las instituciones del estado, a las mafias africanas, a la xenofobia y a la falta de justicia, pero además el director plantea unas reflexiones muy interesantes en las tres historias entrecruzadas, especialmente en las dudas del guardia civil
Su factura técnica es impecable, sin embargo, la obra presenta muchas debilidades. La relación padre e hija hace agua por todas partes al ser poco creíble y prescindible (Luis Tosar y Ana Castillo con papeles en los que ya los habíamos visto anteriormente como en También la lluvia y El Olivo de adolescente atormentada, respectivamente). Y, por último, la cinta tiene un punto sensiblero que le resta madurez, con una banda sonora demasiado almibarada, amén de un excesivo metraje acompañado sensación de pesadez para el espectador. La metafórica bicicleta también se queda en tierra de nadie. Irregular.
 
ADÚ. 2020. España. Color. 119 Min.
Dirección: Carlos Salvador 
Intérpretes: Luis Tosar, Anna Castillo, Álvaro Cervantes, Miquel Fernández, Zayiddiya Dissou, Moustapha Oumarou, Adam Nourou, Jesús Carroza, Ana Wagener
Guion: Alejandro Hernandez
Música: Roque Baños
Fotografía: Sergi Vilanova

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