Al hablar sobre esta obra lo primero que me asalta a la cabeza -aunque aparentemente no tenga relación- son las peripecias del protagonista de la magnífica película de Rob Reiner, La princesa prometida. Westley, su personaje, anhela en sus aventuras conseguir uno de los sentimientos más nobles y, a la vez, utópicos que puedan existir: El amor verdadero. ¿De qué estamos hablando? ¿De un proceso psicobioquímico? ¿De una invención de los poetas? ¿Tal vez, una perturbación transitoria? Al final del film, el caballero consigue a su princesa, aunque no sabemos si esa magia perdurará eternamente.
Sin embargo sí que existen, en mi opinión, actuaciones que definen muy bien el amor verdadero. Según mi criterio -y haciendo referencia a la perspectiva logoterapéutica de Victor Frankl en la lucha del ser humano por encontrarle sentido a la vida- existen algunos gestos por los que realmente vale la pena vivir, conductas que son universales y que subsistirán a lo largo del tiempo. Es aquí cuando me gustaría adentrarme en la obra que nos ocupa. La historia de Maggie en su afán por conseguir dinero para pagar el tratamiento médico que necesita para su nieto, es francamente conmovedora: Que -con el objeto de salvar a un ser querido- una mujer de mediana edad, viuda, sin apenas conocimiento de las prácticas sexuales no convencionales, llegue a ser capaz de realizar masturbaciones en un club erótico a desconocidos a través de un agujero (Glory Hole / Agujero Glorioso), es uno de los ejercicios de amor más bellos que se hayan podido suscribir en la historia de la humanidad.
Sin embargo sí que existen, en mi opinión, actuaciones que definen muy bien el amor verdadero. Según mi criterio -y haciendo referencia a la perspectiva logoterapéutica de Victor Frankl en la lucha del ser humano por encontrarle sentido a la vida- existen algunos gestos por los que realmente vale la pena vivir, conductas que son universales y que subsistirán a lo largo del tiempo. Es aquí cuando me gustaría adentrarme en la obra que nos ocupa. La historia de Maggie en su afán por conseguir dinero para pagar el tratamiento médico que necesita para su nieto, es francamente conmovedora: Que -con el objeto de salvar a un ser querido- una mujer de mediana edad, viuda, sin apenas conocimiento de las prácticas sexuales no convencionales, llegue a ser capaz de realizar masturbaciones en un club erótico a desconocidos a través de un agujero (Glory Hole / Agujero Glorioso), es uno de los ejercicios de amor más bellos que se hayan podido suscribir en la historia de la humanidad.
De la trama cabe destacar el componente psicológico de los personajes en sus interrelaciones, así como la modificación de comportamiento que experimentan cuando descubren las andanzas de la protagonista. De esta manera su hijo queda terriblemente irritado al sorprender a su madre en el club. Por otra parte su nuera, a pesar de no haber tenido nunca una buena relación con ella, llega a agradecerle el sacrificio y abnegación por su hijo. En el terreno laboral, resalta la difícil conexión que mantiene con su compañera de trabajo (despido laboral motivado por la pérdida de clientela a causa de la gran habilidad de Maggie en los “trabajos manuales”) que -después de una gran amistad- deriva en la triste separación entre ambas. En su círculo de “amigas” -un grupo de arpías que se pasaban la mayor parte del tiempo desprestigiándola- queda retratada la artificialidad del grupo y, por último, la zigzagueante relación con el propietario del antro que, afortunadamente, se consuma como la nueva gran esperanza de su vida.
Al final, este giro radical se convierte en una liberación para Maggie, dónde se descubre a sí misma y a su Yo interior, dejando al mismo tiempo un vestigio perenne y absoluto: el amor verdadero hacia su nieto.
IRINA PALM. 2007. Gb. ColorAl final, este giro radical se convierte en una liberación para Maggie, dónde se descubre a sí misma y a su Yo interior, dejando al mismo tiempo un vestigio perenne y absoluto: el amor verdadero hacia su nieto.
Dirección: Sam Garbarski
Intérpretes: Marianne Faithfull, Miki Manojlovic, Kevin Bishop, Siobhan Hewlett, Dorka Gryllus, Jenny Agutter, Corey Burke, Meg Wynn Owen, Susan Hitch, Flip Webster
Guión: Sam Garbarski, Philippe Blasband, Martin Herron
Fotografia: Christophe Beaucarne
Música: Ghinzu
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