Espinoso hedonismo Woody Allen vuelve, una vez más, a demostrar que maneja como nadie la psicología de los personajes. Estamos ante una comedia impregnada por una atmósfera hedónica y sensual que se materializa en un triángulo amoroso donde se entremezclan diferentes personalidades.
El conservadurismo de la prometida Vicky (Rebecca Hall) –rígida en sus propias reglas y cautelosa en sus actos, lo cual le impide realizar lo que más desea- contrasta con la desinhibición de Cristina (Scarlett Johansson) y su afán por experimentar. Por otra parte, Juan Antonio (Javier Bardem) pintor bohemio y partidario de saborear el “aquí y ahora”, surge como motor de la relación. Su latente carga sexual hace tambalear las emociones y preceptos de Vicky al experimentar una especie de “rechazo-aceptación” hacia su persona. Al mismo tiempo, esta fuerza erótica impacta como un obús tanto en la mente como en el cuerpo de Cristina.
Dicho triángulo se complica con la aparición del personaje de María Elena (Penélope Cruz) que sigue manteniendo una tormentosa relación con Juan Antonio y que influirá en el nexo de unión de los personajes.
Como siempre el director, dejando al margen su meritoria capacidad para la comedia, nos obliga a reflexionar sobre las relaciones de los seres humanos, sus voliciones y sus comportamientos. ¿Existe el amor perfecto e impoluto? ¿Reprimimos nuestros actos por el mantenimiento de ese amor? ¿Promiscuidad? ¿Amor Libre? ¿Fidelidad con contención?
En definitiva, otra buena muestra del oficio del realizador con un sinfín de lecturas e interpretaciones.
El conservadurismo de la prometida Vicky (Rebecca Hall) –rígida en sus propias reglas y cautelosa en sus actos, lo cual le impide realizar lo que más desea- contrasta con la desinhibición de Cristina (Scarlett Johansson) y su afán por experimentar. Por otra parte, Juan Antonio (Javier Bardem) pintor bohemio y partidario de saborear el “aquí y ahora”, surge como motor de la relación. Su latente carga sexual hace tambalear las emociones y preceptos de Vicky al experimentar una especie de “rechazo-aceptación” hacia su persona. Al mismo tiempo, esta fuerza erótica impacta como un obús tanto en la mente como en el cuerpo de Cristina.
Dicho triángulo se complica con la aparición del personaje de María Elena (Penélope Cruz) que sigue manteniendo una tormentosa relación con Juan Antonio y que influirá en el nexo de unión de los personajes.
Como siempre el director, dejando al margen su meritoria capacidad para la comedia, nos obliga a reflexionar sobre las relaciones de los seres humanos, sus voliciones y sus comportamientos. ¿Existe el amor perfecto e impoluto? ¿Reprimimos nuestros actos por el mantenimiento de ese amor? ¿Promiscuidad? ¿Amor Libre? ¿Fidelidad con contención?
En definitiva, otra buena muestra del oficio del realizador con un sinfín de lecturas e interpretaciones.
VICKY CRISTINA BARCELONA. 2008. USA-Esp. Color
Dirección: Woody Allen
Intérpretes: Javier Bardem, Scarlett Johansson, Rebecca Hall, Penélope Cruz, Patricia Clarkson, Kevin Dunn, Chris Messina
Guión: Woody Allen
Fotografia: Javier Aguirresarobe
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