Sonata para un buen hombreInteresante producción alemana ganadora de un Oscar a la mejor película de habla no inglesa que supone un ajuste de cuentas al sistema gobernante de la extinta Republica Democrática Alemana (RDA).
Desde un punto de vista cinematográfico cabe destacar su puesta en escena con una atmósfera gris -muy bien conseguida- que simboliza el régimen dominante, así como la magnífica interpretación de Ulrich Mühe en el papel de espía como oficial de la Stasi (la policía secreta alemana del estado).
Si bien la obra no profundiza en los aspectos que conllevan a este sistema a realizar métodos tan contundentes -algunas voces han tildado a la película de parcial y de ofrecer una visión irreal sobre la RDA (según comentan está realizada por parte de ciudadanos occidentales (wessi) en contra de los del este (ossi) con el objeto de perpetuar el Muro que continua vigente en la mente colectiva de ambas Alemanias)- lo más relevante a mi entender -al margen de otros aspectos de interés como las relaciones del grupo de disidentes-, es tanto el retrato sobre la soledad que ofrece el director como el conjunto de procesos mentales que experimenta el oficial –una persona fría, calculadora y escrupulosa- para llegar a participar afectivamente, mediante las escuchas, con sus víctimas. Y es que durante el espionaje brotarán, de un lugar recóndito de su espíritu, sus voluntades más reprimidas.
Destacar la habilidad del director en la parte final del film, con una intriga muy inteligente que desemboca en la conversión de Gerd Wiesler al filantropismo.
Desde un punto de vista cinematográfico cabe destacar su puesta en escena con una atmósfera gris -muy bien conseguida- que simboliza el régimen dominante, así como la magnífica interpretación de Ulrich Mühe en el papel de espía como oficial de la Stasi (la policía secreta alemana del estado).
Si bien la obra no profundiza en los aspectos que conllevan a este sistema a realizar métodos tan contundentes -algunas voces han tildado a la película de parcial y de ofrecer una visión irreal sobre la RDA (según comentan está realizada por parte de ciudadanos occidentales (wessi) en contra de los del este (ossi) con el objeto de perpetuar el Muro que continua vigente en la mente colectiva de ambas Alemanias)- lo más relevante a mi entender -al margen de otros aspectos de interés como las relaciones del grupo de disidentes-, es tanto el retrato sobre la soledad que ofrece el director como el conjunto de procesos mentales que experimenta el oficial –una persona fría, calculadora y escrupulosa- para llegar a participar afectivamente, mediante las escuchas, con sus víctimas. Y es que durante el espionaje brotarán, de un lugar recóndito de su espíritu, sus voluntades más reprimidas.
Destacar la habilidad del director en la parte final del film, con una intriga muy inteligente que desemboca en la conversión de Gerd Wiesler al filantropismo.
LA VIDA DE LOS OTROS. 2007. Alemania. Color
Dirección: Florian Henckel von Donnersmarck.
Intérpretes: Martina Gedeck, Ulrich Mühe, Sebastian Koch, Ulrich Tukur, Thomas Thieme, Hans-Uwe Bauer, Volkmar Kleinert, Matthias Brenner, Herbert Knaup.
Guión: Florian Henckel von Donnersmarck
Música: Gabriel Yared y Stéphane Moucha.
Fotografía: Hagen Bogdanski.
Vestuario: Gabriele Binder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario