sábado, 5 de septiembre de 2020

(4) EL COCHECITO, de Marco Ferreri (1962)

 
Oldie rider
Dentro de esta comedia negra —basada en el relato del también guionista Rafael Azcona— se muestra una formidable radiografía de la sociedad española de los años sesenta. Augusto vive en la casa de su hijo, junto a su nuera y su nieta (siendo el pasante, asimismo, el prometido de esta última). Además, en el piso lo utilizan como oficina de trabajo (su hijo es procurador). Un tiempo, en definitiva, donde la economía doméstica no permitía hacer grandes alardes. 
A partir de ahí, en la obra se plantean cuestiones tales como el modus vivendi y el ocio en la jubilación: el aislamiento, la soledad y la búsqueda de la independencia en la senectud. Así las cosas, se pasa de una época donde se tiene ocupado la mayoría del tiempo a una situación en la cual una gran parte de este segmento de población puede experimentar la sensación de sentirse vacío. En aquel período las instituciones tampoco estaban muy atentas al cuidado de las personas con discapacidad, es por ello que la invención del cochecito suponía una especie de escape y liberación para este colectivo, aunque también para nuestro protagonista que evita, a toda costa, sentirse rechazado por sus amigos. 
Augusto, vive obcecado en la consecución del cochecito para ganar su libertad y para salir con sus amigos con el carromato motorizado. Ante la oposición de su familia, quienes arguyen que sus piernas estaban en perfecto estado, empieza a simular dolencias imaginarias. 
Ferreri junto al buen hacer de Pepe Isbert, muestra situaciones cómicas hilarantes y la picardía se convierte en el tema estrella del film (como el vendedor y el propio Augusto). 
El vendedor a Don Anselmo: “¿Que se la anquilosan las piernas?, ¡mejor!, si en el año 2000 nadie va a utilizarlas, salvo los futbolistas, naturalmente; pero los demás, todos en coche”. Augusto a su nieta: “Además, para qué quieres aprender francés si tienes novio formal: ¡casarte, es lo que debes hacer!"
El film está repleto de diálogos y frases geniales. Esa extraña y sugerente combinación de comedia junto unos ingeniosos tintes negros le dan al film un punto psicodélico muy atrayente, tal como muestra el magistral primer plano de Pepe Isbert cuando observa cómo se lleva la ambulancia a su familia después de envenenarla: la culpa se le dibuja en el rostro, llevándonos a preguntar cómo ha podido el protagonista llegar a cometer tal atrocidad, una persona con un buen carácter y que muchas veces aparece como mediador para solucionar conflictos y discusiones.
La frase final que le espeta a los guardias civiles es para guardarla en los anales del cine. Una auténtica joya.

EL COCHECITO. 1960. España. Blanco y Negro. 85 Min. 
Dirección: Marco Ferreri
Intérpretes: José Isbert, Pedro Porcel, María Luisa Ponte, José Luís Lopez Vazquez, Antonio Riquelme, Chus Lampreave, Antonio Gavilán
Guion: Rafael Azcona y Marco Ferreri
Música: Miguel Asins Arbó
Fotografía: Juan Julio Baena

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