sábado, 26 de febrero de 2022

(3) SU PROPIA VÍCTIMA (1964), de Paul Henreid

Odio y cainismo
Edith no sabía que la venganza se transformaría en justicia poética (o no tan poética) cuando empezó a maquinar su estrategia para asesinar y suplantar la personalidad de su hermana Margaret De Lorca. Ante ese comportamiento se abre para el espectador —si no un dilema ético— sí un problema de identificación: ¿apoyaríamos a algún personaje del film o, por el contrario censuraríamos, sus actitudes? Lo único que podemos afirmar es que no sabríamos cómo actuar ante un rencor latente como el que tuvo Edith durante tantos años. A decir verdad, en un principio podríamos acercarnos a ella por su condición de trabajadora y por ser víctima de una hermana carente de sentimientos y usurpadora del amor de su vida, pero nos iríamos alejando cuando inicia su siniestro plan. Sin embargo, nadie aprobaría a Margareth, menos aun cuando se descubre su ulterior maléfica añagaza. Por medio se encuentra el sargento Jim Hobson quién, ilusionado y enamorado de Edith, asiste a un desmoronamiento de sus expectativas con unas dudas que le consumen. 
Dead Ringer ofrece una mirada asilvestrada del odio, de la avaricia y del amor. Es una película muy bien narrada, inquietante y sugestiva con unos espléndidos actores; especialmente Bette Davies, quien personifica magistralmente el odio a través de sus gestos y su turbadora mirada

DEAD RINGER. 1964. Estados Unidos. Blanco y Negro. 115 Min.
Dirección: Paul Henreid
Intérpretes: Bette Davis, Karl Malden, Peter Lawford, Phil Carey, Jean Hagen, Bert Remsen, George Macready, Estelle Winwood, George Chandler, Ken Lynch, Cyril Delevanti
Guion:  Albert Beich, Oscar Millard. Historia: Rian James
Música: Andre Pervin
Fotografía: Ernest Haller

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