viernes, 3 de noviembre de 2023

(3) EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESIA, de Luis Buñuel (1972)

Objetivo inconcreto
Un grupo de personas entra a cenar a un restaurante y, al mismo tiempo, en una habitación contigua, se está llorando a un difunto. Un embajador dispara a un perrito de juguete. Un obispo, que se quiere acercar a los curas obreros, se ofrece como jardinero en casa de unos burgueses. Una mujer se horroriza por un violonchelo, como si fuera un elemento monstruoso. Un teniente cuenta sueños sobre una infancia traumática y seres queridos fallecidos. 
Y así, produciendo estados de desasosiego y perturbación en el espectador, se suceden diferentes episodios de una manera anárquica en los cuales el director aragonés expone las constantes de su obra; la muerte, la hipocresía, las pulsiones freudianas, los sueños y el inconsciente. Sus críticas directas a unos comportamientos establecidos y, por ende, sujetos a las convenciones sociales, se consolidan en personajes extravagantes que esconden mucho más de lo que muestran. El realizador se asoma a su interior y los desnuda (magistral la escena del teatro con el público observando a los comensales). 
Sin dejar títere con cabeza, Buñuel, ataca a la corrupción, a las actitudes hipócritas (la vida en pareja), las diferencias de clases (el chófer y la ginebra) y a las repúblicas bananeras (el embajador)
Como ya pasara en la obra maestra, El Ángel Exterminador, nuestro destino es como el mito de Sísifo y los personajes nunca consiguen culminar lo que se proponen (en este caso, la cena). Si lo extrapolamos a la vida misma, realizamos mil intentos por llegar a un objetivo que al final quedan en nada. Volvemos otra vez a empujar la piedra hacia la cima, pero permanecemos en la superficie. Sin embargo, lo importante —lo profundo— siempre queda en segundo plano (como en los ensordeceros ruidos del film). 
Toda la narrativa de la película está condensada en sueños dentro de sueños y, aunque con algún que otro altibajo, podemos afirmar que estamos ante una obra compleja, caótica, absurda y surreal con aspectos bastante interesantes .

LE CHARME DISCRET DE LA BOURGEOISIE. 1972. Francia. Color. 100 Min.
Dirección: Luis Buñuel
Intérpretes: Fernando Rey, Paul Frankeur, Delphine Seyrig, Bulle Ogier, Stéphane Audran, Jean-Pierre Cassel, Julien Bertheau, Milena Vukotic, Claude Piéplu, Michel Piccoli, Muni
Guion:  Luis Buñuel, Jean-Claude Carrière
Fotografía: Edmond Richard
 
Críticas de Luis Buñuel (clicar en este enlace) 

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