domingo, 4 de febrero de 2024

(4) CERRAR LOS OJOS, de Víctor Erice (2023)

Despertar el alma
"Erice es cojonudo, pero ¡coño, haz otra!" Esa fue la acertada y divertida frase del malogrado Jess Franco cuando le preguntaron su opinión sobre el director vizcaíno. La verdad es que han pasado treinta y un años desde “El sol del membrillo” y en todo ese tiempo un gran número de admiradores suyos (entre los que me incluyo) han estado hambrientos de su cine. Pues bien, puedo afirmar rotundamente que su último trabajo no me ha decepcionado en absoluto porque me ha parecido un film que, detrás de su aparente sencillez, esconde una honda complejidad existencial. En mi opinión ver esta película es sumergirte —a través de sus tramas, subtramas y recovecos— en las profundidades psicológicas del ser humano
Es importante degustar esta cinta durante y después de su visionado (su poso es incontestable), así lo avalan sus dos horas y cuarenta minutos de metraje, con sus diferentes tonos impregnados de situaciones y diálogos que invitan a la reflexión. De esta manera; el paso del tiempo, el amor, la amistad, el autoconocimiento y las pequeñas cosas son consideradas por Erice como elementos vitales, básicos y cruciales. Su mirada interior resalta lo emotivo y lo sensible en busca de acariciar el verdadero valor existencial. 

“El ajedrez es un espejo del mundo. Toda mi vida he sido un empedernido jugador de ajedrez y en un tablero, el rey, no sé muy bien por qué… siempre me ha parecido una pieza triste en relación a las demás. Triste le Roy, el Rey Triste". 

Primera secuencia. El estupendo actor Josep Maria Pou. Escena de cine dentro del cine que, como un motor de engranaje, conecta con el guion y las imágenes posteriores. Triste le Roy es la magdalena de Proust de esta obra porque su tristura se engasta en las rendijas de cada plano que la historia nos ofrece. La melancolía y la pesadumbre se ciernen sobre los protagonistas, todos muestran sus carencias trascendentales con una vida incompleta. Miguel Garay; director de cine retirado, se encuentra perdido siendo preso de su pasado (amor fallido, muerte de un hijo…), Julio Arenas /Gardel; actor profesional desaparecido, sin aceptar el envejecimiento, afectado por una relación sentimental conflictiva y con problemas con el alcohol, y, por último, Ana Arenas; resignada y vacía por la relación y, posterior, desaparición de su padre. 
Es curioso cómo el guion instrumentaliza un programa de televisión sensacionalista para abrir las puertas del descubrimiento a los personajes principales. Dicha caricatura —no exenta de humor— juega muy acertadamente con la dicotomía existente entre lo insustancial y lo trascendente. En tal sentido, Miguel Garay, económicamente desesperado, recurre a la cadena televisiva sin saber las consecuencias (gratamente sorprendentes) que esta decisión le deparará. 
De las imágenes formadas por la fantasía de Miguel acerca de cuándo su amigo forjó la idea de desaparecer (la magistral escena onírica del acantilado de Julio Arenas y la postura del portero final), se llega a la realidad en la última hora del metraje, justo en el momento que informan a nuestro protagonista que su amigo —con amnesia retroactiva y sin reconocer a nadie— se encuentra en la residencia de mayores “El pocico”. Con la intriga y el misterio, cada uno de los personajes asimila los fantasmas del pasado hasta llegar a la catarsis colectiva. 
En la escena final, de vuelta otra vez al metacine —porque esta cinta es tambien un homenaje al séptimo arte, repleta de referencias cinéfilas— las piezas del conocimiento encajan. Los espectadores solo tenemos que observar las miradas atentas de los protagonistas a la pantalla hasta aferrar el efluvio humanista que desprende el film. Hija ficción, padre real: ambos cierran los ojos. Nosotros, también. De esta manera nos cercioramos de la fuerza inexpugnable de la emoción y la razón. Todos somos un poco Triste le Roy porque como decía el doctor Benavides: “… la memoria es muy importante, sí, pero una persona no es solamente memoria. Es también sentimiento y sensibilidad. Es ahí donde usted y los familiares pueden hacer algo por él, capaz de conmoverle…, capaz de despertar su alma”.
 
CERRAR LOS OJOS. 2023. España. Color. 169 Min.
Dirección: Víctor Erice
Intérpretes: Manolo Solo, José Coronado, Ana Torrent, María León, Petra Martínez, Soledad Villamil, Mario Pardo, Helena Miquel, Josep Maria Pou
Guion: Víctor Erice, Michel Gaztambide
Música: Federico Jusid
Fotografía: Valentín Álvarez

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