martes, 13 de octubre de 2020

(3) LA MORT DE GUILLEM, de Carlos Marques-Marcet (2020)


Crimen político
Los delitos de odio y contra la ideología de las personas es un asunto que cualquier estado democrático debería erradicar -o, al menos, penalizar- para administrar justicia. La realidad es que los hechos que muestra este trabajo son francamente ignominiosos. Debemos tener en cuenta que han pasado casi treinta años y, de sus asesinos, el que más tiempo ha pasado en prisión, ha sido sólo cuatro años (a Pedro Cuevas, le cayó una pena de reclusión menor, pero se la aminoraron por buena conducta). A este fascista lo detuvieron en 2005 por pertenecer a un grupo neonazi de carácter paramilitar (lo absolvieron) y, para escarnio de la democracia española, se presentó a las elecciones de 2007 en Chiva por Alianza Nacional (AN): ¿cómo es posible que partidos fascistas y nazis, con asesinos al frente, se puedan presentar a las elecciones y, por el contrario, haya presos políticos en la cárcel? 
Si en el cortometraje Ni oblit, ni perdó (2019) ya se hacía patente la impotencia que tenía que sufrir su familia una vez pasado los años (con las hermanas y los padres mucho más mayores), ante la extorsión fascista, en este largometraje —además de exponer el duelo y el calvario familiar— se hace un recorrido sobre la vida de Guillem con montajes y fotografías de su infancia, aportando un buen puñado de imágenes de archivo del panorama político del Estado Español desde que murió el general Franco. 
La película —con unas soberbias interpretaciones, especialmente de la pareja protagonista, que le imprimen más realismo al relato— tiene la virtud de cuidar los detalles al máximo: los silencios, las pausas, las miradas, la silla en la mesa de Guillem… Algo así como una especie de tristeza, dolor, rabia y melancolía ante su ausencia y la injusticia constante que les rodeaba. Carlos Marques-Marcet usa muy inteligentemente una puesta en escena austera y humana donde, en cada gesto y en cada escueta palabra, se comprende todo lo que se respiraba en el ambiente reinante de la época, además de todo lo que pasaba por la psicología de los personajes. 
La obra va alternando entre momentos de ficción y grabaciones en la televisión tanto del juicio como de la misma familia, haciendo una mezcla entre película y documental. Cabe destacar la acertada utilización de música valenciana con poemas de Vicent Andres Estelles, la Muixeranga o del magistral disco de Al Tall, "Quan el mal vé d’Almansa…" que conecta especialmente con los hechos que le ocurren a Guillem (más de tres siglos de persecución): abarcar la muerte por el simple hecho de tener una identidad propia y una cultura diferente. 
Los padres quieren saber qué ha pasado, quieren averiguar qué hay detrás de todo ello. El padre de Guillem hace un trabajo de investigación casero y se da cuenta que detrás de la muerte de su hijo existe un grupo activista fascista, nazi y xenófobo que trata de eliminar todo aquel que no piensa como ellos. En este sentido la cinta hace una clara denuncia a la trama fascista que, desde hace décadas, lleva al frente José Luís Roberto, político de extrema derecha, con total impunidad. 
No faltan las discordias, normales y comprensibles en los procesos de duelo, tras el asesinato. La madre quiere ir más allá y hacer constar que Guillem no era sólo un animal político, sino que también tenía otras condiciones admirables y cotidianas como cualquier ser humano: le gustaban las croquetas de su madre, era nadador, era muy querido por sus amigos…, los padres luchan contra la impunidad, se frustran ante la inmovilidad de los políticos (cuando visita su amigo del PSOE y le reprocha que les hagan el juego a los fascistas) e intentan, día tras día, superar la muerte de su hijo. 
Pero la muerte de Guillem Agulló no ha sido en vano, porque su aportación en vida y la lucha de su familia hará una sociedad mejor, proclamando un canto a la vida y una tumba al fascismo. Tal como dijo su madre: "Nosotros tenemos un hijo muerto que vivirá para siempre, pero ellos (los padres de los asesinos) desgraciadamente —seguramente sin saberlo— engendraron, hace unos veinte años, a la muerte ".
 
LA MORT DE GUILLEM. 2020. País Valencià. Color. 95 Min. 
Dirección: Carlos Marques-Marcet
Intérpretes: Pablo Molinero, Jordi Ballester, Belén Riquelme, Carles Martínez, Gloria March, Yani Collado, Diego Braguinsky, Mar Linares, Betlem Agulló
Guion: Roger Danès, Alfred Pérez Fargas
Música: Tarquim
Fotografía: Álex García

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