viernes, 13 de enero de 2023

(2) LA HISTORIA INTERMINABLE (1984), de Wolfgang Peteren

Solo fantasía
Siempre he sido partidario de diferenciar claramente los libros originales de sus adaptaciones cinematográficas. Evidentemente, esto es más fácil de cumplir cuando no los lees y sí que las ves. Sin embargo, esta vez tuve la ocasión de completar su lectura. Soy consciente de que este hecho me restará objetividad a la hora de escribir cualquier crítica, pero, aun así, intentaré ser lo más imparcial que pueda. 
Desde un punto de vista fílmico es importante decir que el metraje es muy entretenido, con un buen trabajo en los elementos fantásticos (aunque los efectos especiales han envejecido mal en los últimos años). Sin embargo, la película analiza, de forma algo pedestre, aspectos internos de los seres humanos. La novela —lo siento, pero tengo que recurrir a ella— utilizaba el país de Fantasía como una especie de subterfugio para mostrar la profundidad psicológica de Baltasar Bastian Bux. Especialmente, sus voliciones para abarcar un autoconocimiento pleno, traducido en el cambio fundamental que experimenta para conocerse a sí mismo. 
Siendo justos, era bastante difícil incluir la gran cantidad de aventuras y matices que aparecen en el libro (solo se cubre la primera parte del film). Al final, Wolfang Petersen ha realizado una adaptación libre que tiene como resultado una estimable obra, pero que a la vez borra un poco el espíritu de la narración escrita. Se ve claramente al inicio, cuando se muestra un Baltasar delgado, obviando un punto tan importante como es su gordura, y también con la relación con su padre, que en un principio era lacónica. 
No he sido imparcial, ¿verdad?

DIE UNENDLICHE GESCHICHTE (THE NEVERENDING STORY). 1984. RFA. Color. 94 Min.
Dirección: Wolfgang Petersen
Intérpretes: Benoît Magimel, Pahoa Mahagafanau, Marc Susini, Matahi Pambrun, Alexandre Mello, Sergi López, Cécile Guilbert, Montse Triola, Lluís Serrat, Mareva Wong
Guion:  Wolfgang Petersen, Herman Weigel. Novel·la: Michael Ende
Música: Giorgio Moroder, Klaus Doldinger
Fotografía: Jost Vacano

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