Un bonito retrato de la vida
Creo, honestamente, que esta obra es un hermoso canto a la vida, un ejemplo didáctico de su realidad para aquellos que tienen la suerte de vivir en el Primer Mundo, a salvo de guerras y penurias. No sé exactamente dónde se encuentra, pero existe una línea divisoria en nuestro continuo vital en el que tocamos los pies en el suelo. Efectivamente, llegará un momento, tarde o temprano, en el que la carga de vivir en este mundo se volverá pesada. Sin embargo, hay aspectos más poderosos que todo esto y, aunque la muerte nos espera, estos aligerarán los episodios vividos.
Sandra Kienzle se enfrenta todo esto cada día. Tiene una hija pequeña, Linn, y su padre padece una enfermedad degenerativa. Junto con su familia trata de buscarle una residencia para mayores. Al mismo tiempo, se reencuentra con un viejo amigo, Clément, que está casado y comienzan una relación clandestina.
Uno de los puntos fuertes de la película es su manera de abordar abiertamente la vida. Problemas, obstáculos e ilusiones se entremezclan. La protagonista lucha por levantar la cabeza, por sentirse realizada y por darle sentido a la existencia. Son muy emotivas y de especial relevancia las distintas imágenes del padre, cómo se va deteriorando y cómo esto impacta en el alma de la protagonista.
Técnicamente, la película es de alta calidad. Hermosos escenarios, una luminosa fotografía, un guion muy bien tejido y unas interpretaciones convincentes. Como he comentado, un bello retrato —como la bonita mañana que evoca su sugerente título— que vale la pena ver.
UN BEAU MATIN. 2023. Francia. Color. 105 Min.
Dirección: Andrea Jaurrieta
Intérpretes: Léa Seydoux, Pascal Greggory, Melvil Poupaud, Nicole Garcia, Camille Leban Martins, Sharif Andoura, Elsa Guedj, Kester Lovelace
Guion: Mia Hansen-Løve
Fotografía: Denis Lenoir
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