jueves, 15 de junio de 2023

(4) ANTONÍN DVOŘÁK "SINFONÍA N. º 9 EN MI MENOR, Op.95 [SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO]" (1893)

Surtido sonoro en una obra enigmàtica
Enigmática, sí. Tal vez sería esa la palabra para definir esta obra del compositor checo. Cuatro movimientos en los que experimento distintas sensaciones y estados de ánimo. No puedo quedarme indiferente: tengo que escucharlo una y otra vez para encontrar más matices que me transporten a nuevos descubrimientos
En el primer movimiento (Adagio-Allegro) el compositor me remite a un desenfreno sonoro repleto de timbales, trompas, violines, violonchelos, contrabajos, flautas, oboes, clarinetes... Diálogos entre instrumentos que suponen un misterio para el oyente, utilizando subidas y bajadas, entradas con virulencia para llegar al tema central recogido de sus experiencias americanas. Al empezar la composición la música es muy relajante, casi bucólica, resulta del todo impensable que pueda llegar a diferentes tonalidades y agudos, pero sí, lo que viene después es —además de sorprendente— de una calidad eterna. 
En el segundo movimiento (Largo) comienza con un bellísimo fragmento conocido en Estados Unidos por "Going Home" que es de una tristeza conmovedora. Es el corno inglés quien se encarga de ejecutarla para, después, continuar con variaciones melódicas por parte de los demás instrumentos. De repente, irrumpe la flauta y se inicia un nuevo tema preponderantemente sutil y armonioso, persistiendo en las modulaciones y variaciones de ambos temas. Hacia el final, el oboe hace un cambio radical y se adentra en unas notas saltadoras y juguetonas que, junto con la flauta y el resto de sonoridades, va in crescendo subiendo la intensidad. Al final llega la calma con el tema principal que contiene remembranzas melódicas del tema central del primer movimiento. 
El tercer movimiento (Molto vivace) es un scherzo con el que se expresa la introducción y, además, una exposición muy jovial, alegre y festiva donde las maderas y trompas hacen sonidos intermitentes. Acto seguido las flautas, oboes y fagot dan paso a una tranquila melodía que va sumergiéndose en la audiencia. Después, aumenta la intensidad hasta llegar al máximo esplendor del movimiento. Al final, una gran instrumentación nos conduce a la coda. 
Por último, el cuarto movimiento (Allegro con fuoco) la entrada con la trompa, acompañada de la orquesta, es monumental y formidable. Revestida de una fuerza inconmensurable, la pieza va marcando su ritmo que alcanza su punto álgido con las trompetas y después con los violines y las maderas. Elementos que dan paso a la variación melódica y al maremágnum instrumental producido por su carácter enérgico. Después, el clarinete expone el segundo tema, mucho más melódico y calmado, pero con una tensión que, acompañada por el resto de instrumentos, nos anuncia un crecimiento del fortalecimiento musical. Luego, llega el tercer tema con un juego nervioso entre las cuerdas y el viento que va mermando la cadencia a medida que se aproxima al tema central. En los minutos siguientes, un collage de las melodías de los otros movimientos va presentándose hasta que se impone el tema principal con diversas variaciones. Por último, una bella tonada con violines nos conduce hacia un final esplendoroso. 
La traducción correcta debería ser Sinfonía (desde) del nuevo mundo. Dvořák la compuso en su estancia en Estados Unidos a finales del siglo XIX (estuvo allí después de aceptar el cargo como director del Conservatorio Nacional de Música de América). Su idea era dar a conocer a la vieja Europa sus experiencias desde (subrayo desde) tierras americanas aportando un punto de vista social y musical. Y lo logró, vaya que lo logró. Se puede comprobar deleitándonos escuchando esta obra .

Duración: 41:49
Movimientos: 4
1.- Adagio – Allegro molto 10:05
2.- Largo 11:35
3.- Scherzo: Molto Vivace – Poco sostenuto 8:26
4.- Allegro con fuoco' 11:43

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