Prisiones para niños
En la Roma de la posguerra existía una dura realidad social caracterizada por la miseria y el desempleo. Los derechos de los niños eran casi inexistentes y, además, aunque la pediatría ya existía como disciplina, su aplicación práctica era muy limitada. Parece ser que tampoco había una regulación sobre la protección a la infancia y la adolescencia. Al final, desde un punto de vista delictivo, equiparar la adultez con la infancia (en la película los jóvenes están encerrados y hacinados en prisiones como si fueran adultos) es un gran error que conlleva consecuencias peligrosas para el desarrollo de cualquier persona en las primeras etapas de su vida.
Vittorio De Sica lo refleja en su cámara a través de un ambiente hosco y sombrío donde la corrupción —que era el denominador común— daba pie a que se abusara de los más desfavorecidos (el engaño de Panza hacia los niños). De hecho, la atmósfera inicial ya era injusta para el segmento de población más vulnerable y sin recursos. Si a eso le sumamos la dejadez por parte de las instituciones, la vida se convertía en un camino de obstáculos.
El Limpiabotas habla de la inocencia perdida, de la lucha por la supervivencia en un contexto social hostil. Es, además, una historia de amistad en la infancia (Giuseppe y Pasquale) con un final trágico y una denuncia a un régimen que obviaba a la parte más importante de una sociedad, como lo era la infancia.
SCIUSCIÀ. 1946. Italia. Color. 93 Min.
Dirección: Vittorio de Sica
Intérpretes: Franco Interlenghi, Rinaldo Smordoni, Annielo Mele, Bruno Ortenzi, Cesare Giulio Viola, Emilio Cigoli
Guion: Sergio Amidei, Adolfo Franci, Cesare Zavattini, Cesare Giulio Viola
Música: Alessandro Cicognini
Fotografía: Anchise Brizzi
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