Gran potencia visual
Las historias individuales constituyen una enorme fuente de conocimiento. Si nos detuviéramos en cada punto de una imaginaria línea semirrecta que representara a una persona, seguramente podríamos extraer un buen puñado de lecciones historicosociales, especialmente si se trata de personajes que han tenido influencia en cualquier ámbito cultural o político. La guerra, la deportación y la estancia en un campo de concentración, así como la emigración a un país desconocido como Estados Unidos —aparte de que dan para mucho— aglutinan distintos períodos de acontecimientos pasados que han modelado la fisonomía psicológica de sociedades y territorios.
Esta película se sitúa en una época convulsa de cambios de fronteras y regímenes. László Toth, húngaro que había sido un arquitecto reconocido en su país, se ve forzado a separarse de su esposa Erzsébet durante la guerra. Él se establece en Pensilvania, mientras que ella queda retenida en la frontera austrohúngara. Un empresario adinerado, Harrison Lee van Buren, ve en László un gran potencial para la arquitectura. A partir de este entramado, el espectador presenciará un inquietante mosaico de desigualdad, crueldad y falsa bondad en la que el director reflejará las complejidades y contradicciones del ser humano, un terreno en el cual las apariencias maquillan la oscuridad perversa del alma.
El brutalismo era un movimiento arquitectónico caracterizado por enfatizar la naturaleza expresiva de los materiales. Era un arte austero, sin ornamentaciones y con una presencia imponente. Como se puede observar, no tiene nada que ver con el sentido violento de la palabra "brutal". Sin embargo, la narración sí que tiene grandes connotaciones violentas: la que ejerce el poderoso sobre el necesitado en una época en la que aún no estaban bien definidos los derechos igualitarios de las personas.
Con esta estructura, la cinta ya resulta bastante interesante, pero es que además está dotada de una gran potencia visual con una estética atractiva y abrumadora. Su banda sonora es fantástica, enigmática, como si fuera una parte más de los personajes. Finalmente, cabe destacar unas interpretaciones absolutamente convincentes. En definitiva, tres horas y media de buen cine.
THE BRUTALIST. 2024. Estados Unidos. Color. 215 Min.
Dirección: Brady Corbert
Intérpretes: Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn, Raffey Cassidy, Isaach De Bankolé, Jonathan Hyde, Emma Laird, Stacy Martin, Alessandro Nivola, Peter Polycarpou, Michael Epp
Guion: Jonathan Abrams
Música: Mark Mancina
Fotografía: Yves Bélanger
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