domingo, 28 de mayo de 2023

(3) TRIANA "Hijos del agobio" (1977)

Calidad, innovación y compromiso
Andalucía sido una tierra prolífica y pionera en cuanto a la experimentación de nuevos sonidos provenientes de fuera con formaciones como Smash o Expresión. De esta manera, el hecho de que Triana irrumpiera en la escena musical a mediados de la década de los 70 fue algo innovador que significó un punto de inflexión en el contexto del rock español. Su inteligente manera de aunar el progresivo y la psicodelia con el flamenco, así como el inmenso talento de su líder Jesús de la Rosa fueron una clara señal de que algo histórico se estaba cociendo a través de sus discos de estudio y conciertos en directo. Como remate y culmen a lo comentado, sus dos restantes componentes, Tele y Eduardo Rodríguez eran unos excelentes músicos que a través de, respectivamente, la percusión y la guitarra consolidaron una propuesta arriesgada y complicada (hay que tener en cuenta que el progrock era una clase de música bastante compleja de ejecutar). 
Cuando pienso en Hijos del Agobio, suele venirme a la cabeza el grito desesperado y sobrecogedor de Jesús de la Rosa en “Ya está bien”. Cada vez que lo escucho me cercioro de lo gran vocalista que era y hago cábalas de hasta dónde hubiera podido llegar su proceso compositivo. 
Aunque este segundo disco del trío andaluz no contiene temas tan memorables como “Abre la puerta niña” o “En el lago” de El patio (1975) sí que podemos afirmar que es un digno continuador de su excelente ópera prima. Y es que Hijos del agobio cuenta con ocho soberbias canciones, cada una con sus matices, —a saber: la elegancia de “Sentimiento de amor”, la fantástica conjunción instrumental y vocal de “Rumor”, el psicoflamenco de “Recuerdos de Triana”, el frenético rock de “Necesito”, la inmensa belleza melódica de “Sr. Troncoso” o la progresiva bulería de “Del crepúsculo nacerá el rocío” cantada por Eduardo Rodríguez—, son capaces de generar diferentes sensaciones en cada escucha. 
Y, por último, su mensaje comprometido. El fin del franquismo y el comienzo de la transición da como resultado el desencanto generalizado. Mismos perros con distintos collares (hasta nuestros días, pero eso daría para otro artículo). Porque, en última instancia, siempre sufren los mismos; los hijos del agobio y del dolor, subyugados a los caprichos del poder económico y sus estamentos. La letra de “¡Ya está bien!” es absolutamente clarificadora: 

¿Quién hablará? 
¿Quién nos dirá la verdad? 

Todos pretenden saber 
 y decir lo que piensa usted, 
con elegante palabras 
 y el gesto duro a la vez, 
 y queremos elegir 
 sin que nadie diga más 
 el rumbo que lleva a la orilla 
 de la libertad. 

Grabado en: Estudios Sonoland
Duración: 32:24
Canciones: 8
Sello discográfico: Movieplay
Productor/es: Gonzalo García Pelayo

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